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Aranceles van en serio, dice Trump
Libertad,
Ciudad de México, Junio 07 del 2019.-La dependencia de México a
Estados Unidos obliga al Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador a
una sola acción frente a las amenazas de una subida de aranceles: aplacar a Donald
Trump. Eso dice la edición de The Economist que empieza a circular este
viernes.
“La nueva disputa con México
también podría desentrañar uno de los anteriores triunfos autoproclamados de
Trump. Su reemplazo del TLCAN con el Acuerdo de Estados Unidos-México-Canadá no
puede ser ratificado hasta después de las elecciones de Estados Unidos en 2020,
pero muchos se estarán preguntando cuál es el objetivo de esto. Los mexicanos
ahora saben que si apaciguan a este Presidente, el acuerdo que obtendrán solo
durará hasta que necesite un nuevo impulso político”.
La publicación inglesa dice
que a los políticos a menudo les gusta unir a sus simpatizantes a través
protestas contra amenazas extranjeras. “El Presidente de México es una
excepción. Aun cuando Andrés Manuel López Obrador se enfurece contra otras
indignidades de la vida mexicana moderna, no se atreve a criticar a Donald
Trump con demasiada dureza”.
“Esto se debe en parte a que
López Obrador evita las distracciones extranjeras de su agenda doméstica de
izquierda. Pero es sobre todo porque los lazos económicos de México con los
Estados Unidos son tan vitales que ningún Presidente los pondría en peligro con
una postura imprudente”, dice The Economist. “Ningún Presidente mexicano”.
Recuerda que Donald Trump ganó
el cargo al denunciar a México como un lugar al que van “los buenos empleos
estadounidenses” y de donde provienen “los migrantes malvados”.
“Ha amenazado con romper los
acuerdos comerciales y cerrar la frontera. Cada vez, los funcionarios mexicanos
tratan de calmarlo con cumplidos y compromisos, porque no pueden devolver el
golpe con fuerza. Solo alrededor del 15 por ciento de las exportaciones de los
Estados Unidos van a México, pero la friolera de 80 por ciento de las
exportaciones de México se dirigen hacia el otro lado”, agrega.
El 30 de mayo, Trump “recuperó
de su arsenal una bomba de tiempo de proporciones ruinosas: un arancel del 5 por
ciento sobre todas las importaciones desde México, comenzando el 10 de junio y
aumentando en cinco puntos porcentuales cada mes hasta que alcance el 25 por
ciento en octubre. A diferencia de las amenazas pasadas, esta es una orden
ejecutiva en lugar de una serie de tweets fuertemente redactados La noticia
envió al peso a un desplome”.
El problema, dice The
Economist, es el aumento dramático en el número de migrantes centroamericanos
que se dirigen a los Estados Unidos. En mayo, 4,300 migrantes fueron detenidos
en la frontera sur de los Estados Unidos cada día, aproximadamente el mismo
número que fueron capturados cada semana hace dos años. “Que los
centroamericanos emigren no es culpa de México: la gran mayoría está huyendo de
las sequías, la pobreza y la violencia en Honduras, El Salvador y,
especialmente, Guatemala”, dice la publicación, que suele ser dura con el
Presidente mexicano.
“Esos países recibieron su
castigo en marzo de parte de Trump, cuando cortó la ayuda a los tres. Pero
Trump argumenta que los migrantes viajan a través de México con una facilidad
injustificada. México ha hecho poco para evitar que los traficantes de personas
usen compañías de autobuses legales para transportarlos, por ejemplo. La
cantidad de migrantes centroamericanos deportados por México como proporción de
migrantes detenidos por Estados Unidos (que Washington considera una medida
aproximada de si México está reduciendo su peso) se redujo a 10 por ciento al
comienzo de este año antes de ascender a 20 por ciento. Eso está muy por debajo
de los niveles que alcanzó bajo Enrique Peña Nieto, el predecesor de AMLO, a
quien Barack Obama le pidió educadamente que frenara la migración a través de
su territorio”, señala la publicación con sede en Londres.
“La administración de AMLO asumió
el cargo en diciembre presumiendo que terminaría con las deportaciones en masa
y trataría mejor a los migrantes, al tiempo que recortaría los gastos en la
aplicación de la frontera. Una caída en el tipo de cambio podría suavizar el
golpe de un arancel del 5 por ciento. Pero un arancel del 25 por ciento sería
devastador para los 350 mil millones de dólares en exportaciones. Su economía
ya está en dificultades: el PIB se contrajo en los primeros tres meses de este
año”, señala.
The Economist dice que no es
de extrañar entonces que México esté dispuesto a negociar. Ebrard “jurará
reforzar los controles en el futuro y aumentar el financiamiento de la
seguridad de la frontera en 250 millones en los próximos 12 meses. Pero es poco
probable que las promesas solas influyan en Trump. Los Estados Unidos quieren
ver más patrullas migratorias a lo largo del istmo del sur de México de 200
kilómetros de ancho. México ya ha reforzado su presencia allí. Pero ha
descartado aceptar el estatus de país seguro, lo que permitiría a Estados
Unidos rechazar cualquier solicitud de asilo de un migrante que pasa por México
primero. Un fudge para salvar la cara parece posible, aunque quizás no antes
del 10 de junio”, agrega.
Según la revista, muchos en
México sienten que el país es víctima de la campaña de reelección de Trump.
“Algunos asesores y casi todos
los economistas aconsejarán a Trump que las tarifas impedirán el crecimiento
económico. Los estados de EU que más se benefician del comercio con México son
los republicanos que votan. El Gobierno mexicano está elaborando tarifas de
represalia que apuntarían a los estados que apoyan a Trump, como Texas y
Arizona, si las conversaciones fracasan. Algunos senadores republicanos están
reflexionando nerviosamente sobre una votación para bloquear los aranceles”,
dice la revista. Sinembargo
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