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Necesario, reconocer pluriculturalidad, sin prejuicios ni estereotipos: Mayer Bretón


* Realiza Comisión de Cultura y Cinematografía el “Foro Nacional por una Cultura de Paz”

Libertad, Ciudad de México, Febrero 15 del 2019.-Durante el “Foro Nacional por una Cultura de Paz”, el diputado Sergio Mayer Bretón, presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía, convocó a rescatar el sentido de pertenencia, borrar las barreras y consolidar una sola identidad como nación, donde se reconozca la pluriculturalidad sin prejuicios ni estereotipos, porque “mexicano sólo hay uno, no de quinta, ni de primera”.
Convocó a trabajar juntos para impulsar un cambio verdadero, a fin de que México sea un mejor lugar donde se viva dignamente y no sea una condena para quien nazca en la pobreza y muera en ella. Para lograrlo debe garantizarse de manera integral la cultura de la paz.
Llamó a asumir la obligación y responsabilidad de dejar de ser espectadores y convertirnos en partícipes, porque no todo depende del gobierno, sino de cada ciudadano, quien debe aportar lo que le corresponde, a fin de reducir la brecha de desigualdad económica y oportunidades ejercidas por el constante abuso y sometimiento de unos y otros.
Esta diversidad, donde los contrastes son extremos, ha conducido a la gente más excluida a involucrarse en prácticas ilegales para hacerse llegar lo que el Estado no puede proporcionarle, porque hasta el trabajo se ha vuelto un freno del crecimiento. Lamentó que “los enemigos más grandes del mexicano somos los mismos mexicanos, al ejercer diversos tipos de violencia y discriminación aprovechando la vulnerabilidad”.
Mayer Bretón sostuvo que como sociedad se debe avanzar sin que nadie quede atrás, y garantizar no sólo en el texto sino en los hechos una vida digna con libertades para ejercer y acceder a los derechos que a cada uno le corresponden por el simple hecho de ser persona.
La presidenta de la Comisión Pueblos Indígenas, Irma Juan Carlos, dijo que la diversidad cultural, lingüística y de pensamientos ha sustentado a las comunidades de este sector. Por ello, es necesario reconocer que las diferencias no deben ser convertidas en desigualdades sino en oportunidades, partiendo del principio del respeto y reconocimiento a las capacidades que tienen los pueblos indígenas. 
Señaló que este es el año internacional de las lenguas indígenas, y se debe hacer énfasis en esto, porque, de acuerdo con los diagnósticos que se han realizado; “todas las lenguas indígenas de nuestro país se encuentran en riesgo”.
“No podemos hablar de la paz, sino hablamos de realidades cotidianas  y no puede haber paz sin equidad o haber analizado las condiciones de la comunidad, y que accedan a los derechos. En este panorama, el Estado es responsable de cerrar las brechas de la inequidad y fortalecer las capacidades de los ciudadanos generando las condiciones para que esto suceda, tales como políticas públicas, propuestas legislativas y promover los derechos de todos”.
Se pronunció por erradicar la pobreza, discriminación, hacer posible que las y los ciudadanas puedan ejercer sus derechos en un marco de libertad.  “No a la tolerancia, sino el respeto a la diversidad; es un paso fundamental para transformar el país y crear la cultura de paz en la que vivamos hombres y mujeres de nuestros tiempo”, indicó.
“Tengo que señalar en el marco de este foro, que vivimos inmersos entre conflictos, producto de políticas públicas que favorecieron el despojo de nuestras tierras, el robo de nuestras identidades, nuestras culturas, el olvido, la marginación y pobreza, desigualdad social, política y económica. Pero a pesar de ello, seguimos insistiendo en que el diálogo y la concordia es el camino para alcanzar la paz y la justicia”, agregó.
Gabriela Osorio Hernández, presidenta de la Comisión de Derechos Culturales del Congreso de la Ciudad de México, señaló que de acuerdo con informes oficiales, México es el segundo país de América Latina en crímenes de odio por homofobia. También es donde se tiene el mayor incremento de asesinatos de periodistas en los últimos dos años.
A ello, se suma que, de acuerdo con el INEGI, la principal causa  de muerte de varones entre 15 y 44 años son las agresiones; mientras que la última encuesta de discriminación señala que 20.2 por ciento de la población de 18 años y más declaró haber sido discriminada en el último año por alguna característica o condición personal, como tono de piel, manera de hablar, peso, estatura, forma de vestir o arreglo personal, clase social o lugar donde vive.
“Es urgente reconocer que nuestro país necesita repensarse y tejerse de nuevo. Necesitamos bordar nuevas formas de mirarnos unos a otros, valores que enaltezcan el diálogo sobre la violencia, la resolución de conflictos sobre la confrontación, el reconocimiento de la diversidad y la inclusión de todos los grupos sociales sobre la discriminación”.
José Alfonso Suárez del Real, secretario de Cultura de la Ciudad de México, aseveró que la sociedad debe entender que el único camino para superar los problemas que se enfrentan es recuperar la cultura de la paz.
Urgió a recobrar el concepto de comunidad para trabajar en armonía y democracia en el espacio público, a fin de que convivan los vecinos en una reconciliación social que fomente la paz.
Es primordial, afirmó, apoyar a jóvenes para que sean motores transformadores, porque “si se les deja a merced de los espejismos del crimen organizado, lo que estamos creando es un anti ciudadano y sicarios con el riesgo de perder una generación”.
Sostuvo que es fundamental garantizar el derecho a la cultura de la paz. Pidió a los legisladores que “es momento de dejar de buscar problemas a las soluciones” y atender las necesidades.
Xavier Aguirre Palacios, representante del Programa Cultura Comunitaria de la Dirección General de Vinculación Cultural de la secretaría federal del ramo, aseguró que lograr el respeto y promoción de los derechos culturales de las comunidades es fundamental para alcanzar la paz que permita salir de la desolación en que está sumido el país.
Apuntó que existe un rezago en el acceso y reconocimiento de los derechos culturales de la población. Tenemos que entender que son parte fundamental de las garantías de vida que tiene el ciudadano a disfrutar de las creaciones artísticas que promueven la convivencia y reconciliación.
“Los derechos culturales no son de segunda”, aseguró. Por ello, se impulsarán proyectos que vinculen a los ciudadanos con las expresiones creativas, a fin de cambiar la perspectiva ante la violencia a la que no se puede responder con más agresión.
Señaló que se alentará una equitativa redistribución de la riqueza cultural, porque muchas expresiones se han concentrado en la capital del país y centrado en las clases sociales más altas. Debe permitirse que sean accesibles a toda la población y se valoren todas las expresiones
Nashieli Ramírez Hernández, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), refirió que no es fácil caminar hacia la cultura de paz. Los retos son mayúsculos, uno de ellos es cómo manejamos el conflicto, cómo reaccionamos y tenemos otra forma de comprensión y conciliación ante los diferentes tipos de violencias, las cuales rebasan la buena voluntad y no nada más se requiere la creatividad para cambiar la tendencia, sino otorgar elementos reales para superarlas.
Está probado que si los jóvenes tienen herramientas adecuadas que alienten sus talentos y abran sus opciones de desarrollo se ofrecen alternativas reales de solución, porque el incremento de la violencia incide en las niñas, niños y adolescentes de forma directa. Siete de cada 10 ha sufrido un acto agresivo, mediante el bullying, convirtiéndose este sector en víctima emocional. “Tenemos un gran reto para convertir la cultura de violencia en una de paz”, apuntó.
El asunto es que no se asume como problema la falta de paz, lo cual aleja formas para promover una crianza con amor, comprensión y ternura que sustituya golpes y gritos. Tiene que entenderse cómo se construye la cultura de la paz, que es lo contrario a la violencia, aceptada en lo privado y público.
Julieta Morales Sánchez, directora general del Centro Nacional de Derechos Humanos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), sostuvo que “México no sólo requiere pacificarse, sino construir una cultura de paz”, basada en instituciones fuertes y eficientes, sin corrupción y transparentes, que rindan cuentas hacia una vida digna.
No es un tema fácil porque involucra rubros como administración, procuración de justicia y tareas de seguridad, pero “debe evitarse la reproducción social de los delitos y de las violencias” a través de los medios de comunicación con estereotipos de género que permea la cultura, la discriminación y proyectos de vida idealizados que excluyen a un gran número de mexicanos, cuando no hay mexicanos de primera ni de segunda y se debe trabajar por todos.
Aclaró que “la paz no es la ausencia de conflictos armados”, sino evitar la presencia de violencia estructural, traducida en la falta de oportunidades en todos los ámbitos. Debe privilegiarse el respeto a los derechos humanos porque son el fundamento de la paz, desarrollo, estabilidad y confianza en las instituciones, propuso.
La democracia ofrece las condiciones para construir la paz al conciliar las diferencias y confrontaciones, alentando el diálogo, entendimiento y la tolerancia.
María Ampudia González, consejera nacional de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, expuso que la infancia en México ocupa el primer lugar en difusión de pornografía; abuso sexual infantil;  homicidio en contra de niños de 14 años; embarazos de niñas adolescentes entre 12 y 14 años; obesidad y problemas de diabetes.
Indicó que la nación es el quinto lugar en la trata de personas y la infancia más maltratada, violentada y olvidada del mundo. “El resultado de una infancia abandonada es preocupante: un niño cuando nace necesita tres cosas: caricia, reconocimiento y tiempos, estos son los factores más importantes de una criatura cuando viene al mundo”.
El tejido social está roto; sin embargo, lo podemos arreglar con la justicia, políticas públicas sanas, haciendo un buen trabajo e involucrando a los jóvenes a esta cultura de paz. Asimismo, ayudar a las familias a fin de que la violencia en los hogares baje.
Roberto Martínez Yllescas, director del Centro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en México para América Latina, aseguró que el desafío de promover la paz se vincula con el cambio del paradigma educativo, cuyo esquema está rebasado debido a la acumulación de datos y conceptos por parte de los alumnos, como entes pasivos, para enfrentar los desafíos globales. El esquema es insuficiente por los requerimientos del siglo XXI: la velocidad de la revolución digital y el progreso tecnológico.
Se requiere promover la resiliencia comunitaria, a fin de educar para tener conciencia de qué es el ser, con valores y actitudes frente a un mundo interconectado e intercultural; formar estudiantes con nueva visión de competencia ante el cambio climático, pobreza, desigualdad y migración.
La paz no sólo es ausencia de violencia sino el empoderamiento para enfrentar los problemas con una perspectiva global, para mitigar el riesgo de conflicto y alentar la resiliencia en su conjunto, con el propósito de sacar el mejor provecho de un mundo interdependiente.
Norman Bardavid Nissim, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional para la Cultura de Paz (Comnapaz) México, comentó que la paz es un estado de unidad del ser humano de forma holística en el marco de los valores universales, privilegiando la dignidad de la vida en todas sus manifestaciones.
La cultura de paz tiene que considerarse como letra viva, incluida en la Constitución Política. Propuso hacer una ley federal de fomento a la cultura de paz, para educar a los menores con este enfoque tanto en lo privado como en lo público. También, es necesario crear una Comisión Nacional de Cultura de Paz, órgano descentralizado para resolver las diferencias entre sociedad y gobierno, propuso.
El foro se realizó en tres mesas de trabajo: ¿Qué es la cultura de paz?; Prevención social de la violencia y el delito y, Diversidad y equidad entre las comunidades, donde participaron también las asociaciones civiles, Embajada Mundial de Activistas por la Paz, Cauce Ciudadano, Espacio Progresista, Victoria Emergente, Vive México y Foro Global de Liderazgo Juvenil.

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