Libertad, Tijuana, B.C., Febrero 14 del 2019.-Sería
casi imposible, describir el silencio, magia y una especie de soledad que aquí
se respira. Era fin de año, a una temperatura de unos 10 grados bajo cero,
vientos de 80 kilómetros por hora y a unos 1,600 metros de altura sobre el
nivel del mar, eran las entrañas de la mítica Cordillera de Molina en Baja
California, México. Cuenta la leyenda de un tal Loreto de Molina, nacido en
Durango y que a corta edad, sufriendo la explotación laboral en las minas de su
pueblo natal, tanto el cómo su pueblo, toma la decisión de migrar al norte del
país, Mexicali, para encontrar una mejor vida y del cual como era su primera
vez, su asombro era grande al estar en una ciudad, tenía apenas unos trece
escasos años de edad. Tan pronto se adaptó y al ver ese imponente monstruo de
roca casi monolítica, pedregal de más de mil metros de altura y profunda magia,
se enamoró, quizás porque le recordaba a ciertos paisajes de su Durango, y
dicen que exclamó: Esto es lo mío…Allí inicia la gran historia y travesía que
ha llevado a muchos a explorar tal pedazo de serranía, escarpes, pinos,
riachuelos, cañones, silencios, climas extremos y lagunas, hogar del gato
montés, lince, zorra cola gris, borrego cimarrón, venado bura, león de montaña,
águila real, halcón y muchas tantas muchas criaturas del mundo de la flora. Los
silfos, las ondinas, las nereidas, las salamandras, duendes, gnomos y todo el
mundo de la magia son una realidad aquí. Este recóndito paraíso, de difícil
acceso, que pareciera que La Madre Naturaleza no quisiera que nadie llegase,
oculta tantos secretos, que lo más visible son algunas pinturas rupestres,
minas abandonadas he historias de familias pioneras de apellidos casi todos,
extranjeros: Farlow, Dowling, Col Collet, Dukes, Hanson y tantos otros. Su
difícil acceso de casi 5 horas desde el poblado la Rumorosa y unas 3 horas
desde Ojos Negros, ambas brechas confusas sin señalamientos y pocas referencias
para encontrar la ruta tanto de acceso como de salida, hacen que aun este
remoto lugar, se encuentre casi virgen y sin vestigios del paso por el hombre.
Algo de lo que también impresiona, es el famoso Paso de Molina, uno de los
cuales cuenta la leyenda, que era el paso de los migrantes llegados de otras
partes del mundo por barco en el siglo XIX y XX a las costas del Mar de Cortés
y en la Laguna Salada, que a través de este paso, se conectaba la llegada por
este cañón a La Sierra de Juárez y de allí a Ensenada, Tecate y Tijuana.
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