* El
presunto agresor pensó que divorciándose ocultaba el lado oscuro de su vida
privada, ¡y todavía dijo que se separaba porque la mujer ya no se dejaba hacer
nada a lo que él estaba acostumbrado!
José Ángel
Inzunza Mendoza
Tijuana, 02/10/18.- Por los delitos de
amenazas, violencia familiar y violación, Guillermina García de León Méndez
demandó al licenciado Eduardo Manuel Navarro Vallejo García Travesi, quedando asentado
el expediente bajo el Número Único de Caso 0204-201-21413, ante la PGJE.
La señora acusa que fue drogada, sodomizada, torturada,
usada como objeto sexual, y utilizada para películas porno, que eran
trasmitidas en una página privada del internet.
En su demanda precisa que fue golpeada, víctima
de varios intentos de asesinato, y violada.
Por supuesto, las vejaciones que señala fueron
soportadas, indicó, durante varios años, hasta que se armó de valor para
levantar la denuncia el 11 de mayo del 2017, en contra de su cónyuge, que
resulta ser titular de la Notaria Pública Número 4, domiciliada en esta ciudad.
Posteriormente, el 15 de mayo, acudió ante el
juez Tercero de lo Familiar, para presentar otra demanda, exigiendo el pago de
alimentos, pago de daño moral indirecto, pago de daño patrimonial, pago de
daños y perjuicios, y el pago de gastos
y costas. Todo esto quedó asentado en el expediente 1171/2017 de la mencionada
sala del Poder Judicial en el ramo civil.
Irónicamente el 21 de junio del 2017, el propio
Navarro Vallejo presentó una demanda de divorcio ante el juez Primero de lo Familiar,
según comentó a sus amigos, para
librarse del problema en que se había convertido su esposa, que ‘ya no
se dejaba hacer nada de lo que él estaba acostumbrado’.
Esa otra demanda fue admitida bajo el número de
expediente 1545/2017, en el Juzgado Primero de lo Familiar.
De acuerdo a la narración de los hechos, Eduardo
Manuel Navarro Vallejo García Travesi, no
solo la sometía verbal y físicamente, sino que cometió actos que se califican
como delitos, contra su víctima, Guillermina García de León Méndez, tales como
grabar y fotografiar a la víctima en situaciones sexuales, sin su
consentimiento, y los publicó en página de internet.
Guillermina García de León narró que su ex
esposo la obligaba a tener relaciones sexuales
forzadas, amenazándola de muerte si no se dejaba hacer lo que él quería,
si se atrevía a dejarlo o si le contaba a alguien, y no solo eso era lo que
pasaba en esa casa, sin que lo notaran los vecinos, también la hacía pasar
hambres, ya que no le daba dinero ni como esposo ni como patrón, esto último porque
la hacía trabajar en su oficina sin pago alguno.
Debido a todo esto, la señora Guillermina
García, decidió acudir a un psiquiatra con la intención de que la ayudara a
salir adelante, y saber cómo reaccionar en ese ambiente de vida sexual, sodomizada
por su esposo, el notario número 4.
De alguna manera Eduardo Navarro se dio cuenta
de esas sesiones de psiquiatría, se entrevistó con el especialista y lo
convenció de que le recetara calmantes y pastillas para dormir a la mujer, y
así poder seguir ejerciendo en ella todas sus perversiones sexuales.
Como consecuencia, el carácter de la víctima
cambió drásticamente, y, al percibirlo su familia, la llevaron con un
especialista del puerto de Ensenada, lo que dio como resultado que la
señora García, que aún era esposa del
fedatario número cuatro de Tijuana, presentara su denuncia de hechos.
Enterado de la demanda, el notario supo que
todos los hechos lo incriminaban y que no podría salvarse de ir a la cárcel,
por lo que decidió hacer un acuerdo con su aún esposa.
El resultado fue que le costaba tan caro que no
tenía dinero para pagar ese acuerdo, por lo que fue en búsqueda del recurso
económico, ya que necesitaba un préstamo, o un socio.
Esa segunda opción se dio en la persona de José
Gerardo Álvarez Jiménez, conocido lenón de la Zona Norte, quien de inmediato le
aportó la cantidad de medio millón de dólares y una residencia, para ser
entregada a su esposa y así el poder librarse de ir a la cárcel.
Así se inició una cadena de tratos corruptos en
los que incurrió el Notario Público, de lo cual se explica en nota aparte.
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