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Solo cuatro o cinco casos hay en el mundo como el de la tumoración que afecta
la vida de Martha Inzunza
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Está logrando el doctor Miguel Gómez lo que ningún otro especialista en
oncología se atrevía a hacer: extirpar los tumores en áreas peligrosas del
cuello y base craneal
José
Ángel Inzunza Mendoza
A diez
años de que le apareció el primer tumor, Martha Inzunza Guzmán sigue
combatiendo con valor la neurofibramotosis tipo I que estuvo minando su salud y
muchos médicos la daban por perdida, con una probabilidad de sobrevivencia muy
limitada; prácticamente no le apostaban a que pasara al año 2012, y su fe la ha
llevado a ir venciendo lo que parecía invencible.
Un
experimentado cirujano oncólogo maxilofacial con consultorio en la Zona Centro
de Tijuana, ubicado por la Calle Quinta, entre Mutualismo y Cinco de Mayo,
revisó las últimas radiografías que se le habían realizado a Martha este año, y
tras decirle que operarla era imposible, indicó que en el mundo solamente hay
cuatro o cinco casos como el de ella.
También
le dijo que si hubiere un cirujano que se atreviese a extraerle el tumor, sin
matarla, tendría que ser de Alemania o algún otro país de Europa, con
investigaciones médicas más avanzadas.
Posteriormente,
también en lo que va de este año, en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), también le dijeron a Alejandra
Inzunza, que se fuera despidiendo de su hermana Martha, porque las
probabilidades de salir con vida de una intervención quirúrgica sería solamente
del 1%.
Sin
embargo, para sorpresa de toda la familia, después de uno de los viajes a la
Ciudad de México, estuvieron en el consultorio de la doctora Érika González,
que desde hace años le ha dado seguimiento al caso de Martha como especialista
en otorrinolaringología de la Clínica 30 del IMSS, y recibieron a un joven
médico asignado para cubrir turno, el oncólogo cirujano Miguel Gómez, quien
revisó las radiografías y demás archivos, para aceptar tranquilamente el reto
de operarla y extraerle por lo menos el tumor más grande en el cuello.
Pese a
la advertencia de que los schwannoma conglomerados en el cuello y mejilla
izquierda hasta el techo del paladar, así como los de la base craneal, afectan
8 vainas de los nervios, y corría peligro no solamente su vida, sino que en
caso de sobrevivir sufriera embolia, parálisis facial o parálisis de las
extremidades, entre otros riesgos, el doctor Miguel Gómez se atrevió no
solamente a extirparle un tumor de 12 centímetros de largo, sino que sigue
dispuesto a realizarle las otras cirugías que falten, logrando lo que nadie se
atrevía a hacer.
Como
les informó Alejandra Inzunza a los médicos del Centro Nacional Siglo XXI y
otros más que no se atrevían a realizar lo que parecía imposible: no tuvo que
ser un doctor de Alemania u otra parte de Europa, fue un mexicano, y no
solamente no la mató, sino que le extrajo el pedazo de tumor más grande que
amenazaba con asfixiar a Martha.
Eso
fue hace como un mes, a principios de mayo, y el pasado miércoles 6 de junio le
practicó la extirpación de otras tumoraciones escondidas en la garganta, las
cuales lamentablemente no pudo extraer en su totalidad, debido a que se afectó
una arteria y prefirió esperar un mejor momento para volverla a intervenir.
Una
década de sufrimientos superados
Hace
10 años apareció el primer schwannoma en la base craneal, y luego de ser
remitida a la Clínica Regional del IMSS en Ciudad Obregón, y a Guadalajara, de
donde era rechazada, más que nada por falta de camas y otros equipos…, en
Tijuana, en la Clínica 1, un joven cirujano oncólogo se atrevió a practicar la
operación, la cual fue exitosa, en noviembre de 2008.
Lamentablemente
a los dos años, en el 2010, volvieron a darle los síntomas de mareos, fuertes
dolores de cabeza y articulaciones, y descubrieron que le habían brotado
schwannomas, pero ahora ya en mayor cantidad, aunque pequeños y un poco
dispersos, entre el cuello y la base craneal, transformándose en el 2012 en un
ganglioma yugular, que en caso de haber crecido más rápido, y hacia el frente, podría
haberla matado por asfixia.
Nuevamente
se dieron los viajes a Obregón, a Guadalajara y a la Ciudad de México, con algo
de gastos cubiertos por el IMSS, para prácticas de tratamientos diversos,
radioterapias y medicamentos especiales que tuvieron que pasarle después
mediante cánulas, y todos los médicos decían que el destino de Martha era
incierto: podían apostarle a que no sobreviviría un año más, o que en el mejor
de los casos, podía sobrevivir con una mala calidad de vida y morir con el
tiempo de cualquier otro mal.
La
familia entera pasamos todos estos años rogando a Dios no solamente por la
sobrevivencia de mi hermana Martha Inzunza Guzmán, sino también por la extirpación
total de los schwannoma que minaban su salud; y hubo momentos tan difíciles y
dramáticos que daba coraje batallar con la burocracia y a veces indolencia de
algunos elementos del personal médico y administrativo del IMSS, a veces
“pasándose la bolita”.
Pese a
todo, pasó el tiempo, buscando incluso remedios de la llamada medicina
alternativa, homeopática, y cuando la familia buscó la opción de tratamientos
con células madres, el doctor Melchor Jiménez dijo con honestidad que Marthita
necesitaba urgentemente cirugías, y fue cuando recomendó al doctor de la Calle
Quinta, en Tijuana.
Por
fin, después de la exitosa operación de hace un mes, y pese a los resultados
parcialmente exitosos del pasado miércoles 6 de junio, hay esperanzas y fe en
que se logre extirpar el neurinoma del acústico izquierdo y neurofibromatosis,
pese al alto riesgo neuroquirúrgico, con referencia a otros tumores en el
cráneo.
Al fin
el valor de Martha, y la experiencia y habilidades del doctor Miguel Gómez y el
cirujano oncólogo maxilofacial Carlos Humberto Romero Mercado, están venciendo
los obstáculos, y como reza un dicho popular: la esperanza es lo último que
muere.
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