Octavio
Fabela Ballinas
Tijuana.- Son cerca de las siete
de la noche y en el campamento que instaló la Caravana del Migrante en la zona
de la Garita del Chaparral sopla un viento helado. En una esquina está
instalado un puesto que distribuye comida, cerca de él, muchos niños que tal
vez no dimensionan lo difícil de la situación que están enfrentando.
Son alrededor de 200 personas que ahí pasarán
la noche, algunos de ellos solo teniendo un pedazo de cobija entre ellos y el
helado concreto de la plancha. Más alejados del puesto de comida están los
dormitorios improvisados donde también se pueden ver niños acurrucándose con
alguna mujer, que tal vez es su mamá.
Todos ellos, a decir de los activistas que
encabezan la caravana que llegó a Tijuana hacia el final de la semana pasada
temen perder su lugar en
la fila para ser atendidos por los agentes del
servicio de Inmigración de los Estados Unidos. Todos huyen de la violencia.
Todos buscan, ansían el asilo político en la Unión Americana.
Los más jóvenes aprovechan el tiempo para jugar
un rato al futbol en medio de los equipos de las televisoras, principalmente
estadounidenses que tratan de reflejar el sufrimiento de familias enteras por
cruzar la frontera y de este modo enviar un mensaje en contra de la política
migratoria
de la administración del presidente Donald Trump.
Tijuana, una vez más, vuelve a enfrentar la
migración de extranjeros, algo que no es extraño para residentes y gobernantes
por ello están habilitados albergues donde pueden pasar la noche, sin embargo
parece que la oferta no es aceptada por los viajeros, pero principalmente por
los activistas que encabezan el contingente. Dan la impresión que para ellos es
más importante su lucha contra el Tío Sam que
la salud de los pequeños.
Intentando captar alguna expresión de pequeños,
cruza un papá con su pequeña en brazos que al observar la cámara le pide a su
hija que sonría y pose para la lente. Dos veces sonó el obturador y después el
señor simplemente dice: “Ya tiene su foto, ahora ayúdame hermano para comprar
una Maruchan (sopa instantánea) pues hace frío”.
Hasta hoy solo 25 personas de las que integran
la Caravana del Migrante han sido recibidos por
personal del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados
Unidos, para poder iniciar con su trámite de solicitud de asilo político.
Casi obscurecía cuando un sujeto deambula con
una bebé en brazos. “¿Qué edad tiene tu nena”, se le cuestiona y contesta “un
añito hermano” contesta mientras intenta envolver el cuerpecito con una gabarina
que a leguas se nota que no es capaz de brindar cobijo. Un poco más adelante el
tipo se detiene con la misma líder que unos minutos antes afirmó que “En peores
condiciones hemos estado”, como argumento de rechazo a que los menores deban
dormir en algún albergue.
Cosas de la frontera.
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