Paga Predial fácil, y sin multas ni recargos

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XXIII Ayuntamiento de Tijuana

La Montaña, DE RESPONSABILIDAD HABLAMOS


Oscar Loza Ochoa
Tú que sabes lo que pesan las piedras y lo que corre el viento... ¿Cuál es la velocidad de las tinieblas y la dureza del silencio?
León Felipe
Es una irresponsabilidad pedirle a los desplazados que regresen a sus lugares de origen. Lo hemos venido diciendo a cada momento que se ofrece. Lo reiteramos apenas el día lunes 21 en la lectura del Informe anual de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa. Tan claro como el agua, no se puede convocar a la población desplazada por la violencia a que regrese a la tierra perdida, si las condiciones que la hicieron salir no han cambiado.
Mantenemos esta opinión porque poco después de julio de 2017, cuando aún estaban tibios los rescoldos de las hornillas en las casas abandonadas en La Petaca, Los Chirimoyos, Santa Lucía, Pánuco y otras comunidades, se suscitaron algunos homicidios de personas que aún se resistían al desplazamiento o que habían regresado para echar una vuelta al patrimonio que hoy está entre perdido y contado como ajeno.
Hace apenas un mes perdieron la vida tres desplazados de Concordia en el puerto de Mazatlán y el pasado martes 22 Pánuco vuelve a ser escenario de un crimen que golpea a la población desplazada: cuatro mineros mueren acribillados en las inmediaciones de ese mineral. La autoridad puede alegar todo lo que considere conveniente, pero la violencia no ha dejado en paz a los desplazados, ni en la sierra ni en la costa. Y en lo que parece no haber duda es que en la sierra de Concordia la presencia de la autoridad no implica gobernar, menos restablecer la paz.
De acuerdo a nuestros datos, han regresado entre el 40 y 45 por ciento de los desplazados, pero ello plantea un sinnúmero de interrogantes y tareas que deben atenderse sin demora, con el fin de encaminar las cosas. Con mayor razón si las condiciones que obligaron al desplazamiento no han cambiado, pues los riesgos para la población se plantean ahora con otras agravantes.
Ante los nuevos acontecimientos es natural que las tensiones y el estrés vuelvan a tomar niveles preocupantes en la sierra de Concordia, ¿qué hará esa población que regresó a su tierra de origen con la golpeada esperanza de que la paz retomara su otrora andadura por aquellas tierras olvidadas de la mano de Dios?
¿Volver camino abajo como en julio del año pasado? Nos parece muy difícil, sobre todo cuando ni comprensión encontraron, menos solidaridad, de las autoridades del puerto. Y sabiendo que Fernando Pucheta anda buscando de nuevo la alcaldía después de cerrarles las puertas del ayuntamiento, no creemos que abriguen muchas esperanzas si se alejan de la sierra.
¿Llegará la autocrítica a las autoridades del estado?, ¿Se planteará algún plan para atender la emergencia?, ¿Se calificará como un hecho más de violencia lo que pasó hace un mes en Mazatlán y ahora en Pánuco?, ¿La SEPyC estará pensando en cómo atender a la población escolar después de estos hechos?, ¿Se cumplirán las promesas a las 350 familias que ahora está esperando la aprobación de créditos para vivienda en  Mazatlán?
Desde nuestro punto de vista hay dos prioridades para la autoridad estatal y federal: la evaluación inmediata de la situación en la sierra de Concordia y el establecimiento de un plan de protección para la población que se encuentra en estos momentos allá. No es momento para plantear el traslado de toda esa población, porque simplemente no hay ningún lugar ni infraestructura para atenderla. A pesar de que el fenómeno del desplazamiento interno repuntó en 2009, no hay un renglón en el presupuesto estatal para atenderlo. La Ley federal de atención a víctimas les da ese perfil, pero no fondos para atender a los desplazados.
Definitivamente no fue afortunado convocar a los desplazados a regresar a sus lugares de origen. No lo fue con Malova, que aseguró que después de un operativo policiaco ya podían hacerlo. Las consecuencias de ello no se hicieron esperar: la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa registró al menos ocho muertes. No lo es ahora con Quirino. La realidad ha vuelto a decirnos que marchemos con más prudencia, que en el asunto de desplazados aún hay mucho que aprender y que la autoridad no puede ignorar las Recomendaciones que han emitido las diferentes comisiones de derechos humanos. Vale.

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