LIBERTAD,
TIJUANA, 16-07-2017.-Dormir las suficientes horas no solo
sirve para que tengamos más energía y para que estemos de mejor humor. También ayuda a
consolidar la memoria, a reorganizar la información y los datos más relevantes
de lo que hayamos aprendido, también a parecer más atractivos (porque parecemos
más saludables), a controlar la obesidad, a mejorar la circulación sanguínea, a
mejorar nuestra capacidad para controlar el estrés y la presión…
A esta larguísima lista
de beneficios hay que sumar todos los efectos positivos que el descanso
correcto tiene a nivel celular. Al
dormir se ponen en funcionamiento mecanismos de limpieza que eliminan las toxinas acumulas en
nuestros tejidos. Y ahora, se ha conocido que también sirve para alargar
nuestra vida.
Los niños que no
duermen las suficientes horas envejecen más rápido a nivel celular
(Understood.org)
Según un estudio
publicado en la revista Journal of Pediatrics, los
niños que no han dormido las suficientes horas tienen un ADN más
frágil cuando son adultos. Esta fragilidad
supone que se degrade con mayor rapidez que aquellos que sí tuvieron
buenos hábitos de descanso en su infancia.
Ya existen otros
trabajos científicos que relacionan la falta de sueño con el envejecimiento. En
ellos se analizan la longitud de los telómeros, una secuencia de ADN situada en los
extremos de los cromosomas, y que tienen una importante función: proteger
la integridad del ADN celular
de lo que le rodea y también impiden que se fusionen con cromosomas que estén
cerca.
A medida que
envejecemos, los telómeros se van acortando, lo que ha llevado a que
sean conocidos como ‘los relojes de arena’ de nuestra existencia: cuanto más
cortos son, menos nos queda de vida. Además, se ha descubierto que en esta
situación es más probable que suframos un problema
cardiaco, desarrollemos un cáncer o tengamos un problema neurológico o
psicológico grave.
Ahora, un grupo de
científicos de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) ha descubierto que este fenómeno del acortamiento se puede
encontrar en niños de 9 años y
lo han relacionado con la falta de sueño.
A esa edad, los
pequeños deben dormir entre 10 y 11 horas al día. Y según han encontrado
los investigadores de Princeton, cada
hora que les falta para cumplir esta regla, les hace perder 1,5% de longitud de
sus telómeros. Es
decir, que están envejeciendo de manera más rápida.
En las conclusiones del
estudio se señala que al ser tan jóvenes, ese acortamiento de los telómeros no
supone un aumento de probabilidades de morir a corto plazo por desarrollar una
enfermedad como el cáncer, pero sí que predice que su salud será
más frágil cuando sean adultos.
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