LIBERTAD,
WASHINGTON, 07-04-2017.-EL PRESIDENTE: Estimados estadounidenses: El martes, el dictador sirio
Bashar al-Assad perpetró un nefasto ataque con armas químicas contra civiles
inocentes. Utilizando un agente nervioso mortífero, Assad asfixió y arrebató la
vida a hombres, mujeres y niños inocentes. Para muchos, fue una muerte lenta y
despiadada. Este ataque inhumano asesinó con crueldad incluso a tiernos bebés.
Ningún hijo de Dios debería jamás sufrir este horror.
Esta noche, ordené una ofensiva militar dirigida al aeródromo en Siria,
desde donde se lanzó el ataque químico. Prevenir y disuadir la propagación y el
uso de armas químicas mortíferas es vital para los intereses de seguridad
nacional de Estados Unidos. No hay dudas de que Siria usó armas químicas
prohibidas, violó sus obligaciones conforme a la Convención sobre las Armas
Químicas e ignoró completamente los reclamos del Consejo de Seguridad de la
ONU.
Los intentos anteriores por modificar el comportamiento de Assad a lo largo
de los años han fracasado, y en forma rotunda. Como resultado, la crisis de
refugiados se sigue acentuando y se agrava la desestabilización de la región, y
esto supone una amenaza para Estados Unidos y sus aliados.
Esta noche, insto a todas las naciones civilizadas a que se unan a nosotros
en nuestro intento por detener la matanza y el derramamiento de sangre en
Siria, y también para terminar con el terrorismo en todas sus formas y
variantes. Pedimos a Dios que nos guíe con su sabiduría en el desafío que nos
depara nuestro mundo difícil. Oramos por las vidas de los heridos y por las
almas de quienes han perdido la vida. Y confiamos en que mientras Estados
Unidos defienda la justicia, la paz y la armonía finalmente prevalecerán.
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