Octavio
Fabela Ballinas
LIBERTAD,
TIJUANA, 23-03-2017.-Desde su aprobación en febrero de
2001, la Ley de Participación Ciudadana ha quedado solo en los buenos deseos de
que la sociedad participe, es un ordenamiento legal que no camina, renguea,
principalmente porque sus instrumentos: plebiscito, referéndum e iniciativa
ciudadana se encuentran con un mar de trabas al momento de quererlos hacer
valer.
Y no avanza porque cada que surge alguna
iniciativa de parte de la sociedad, enfrenta serias dificultades para ser
tomada en cuenta por el Poder Legislativo, la primera y más eficaz para quienes
detentan el poder público es la validación de las firmas de respaldo que las
acompañan. En este trámite han quedado la mayoría de las iniciativas
ciudadanas.
Las que han logrado superar este escollo, se
enfrentan con el desdén legislativo, ahí está como botón de muestra la
iniciativa de Ley General de Transparencia en la Publicidad Institucional
para el Estado de Baja California que un grupo de periodistas hizo en la
pasada legislatura con asesoría de especialistas nacionales en la materia como
Enrique Villanueva, doctor en Comunicación Pública e investigador del Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, y Article 19, organización mundial
independiente de Derechos Humanos que trabaja para proteger y promover el
derecho a la libertad de expresión, esta legislación es una herramienta
que ya es usada en otros países con éxito pero que al menos aquí, no avanza por
decisión del Poder Ejecutivo.
Hoy reposa en los archivos del Congreso del
Estado la Iniciativa Ciudadana para el Sistema Anticorrupción que seguramente
será ninguneada por un documento similar que presentó el Ejecutivo y que es el
que se ha paseado por foros en toda la entidad para dar la impresión de que se
toma en cuenta el parecer de todos.
Aquí lo escandaloso es que mientras el
Legislativo tiene formas de hacer a un lado las iniciativas ciudadanas, el
Ejecutivo cuenta con la facultad de vetar aquellas Leyes con las que no esté de
acuerdo pero ¿y los gobernados apá?, pareciera que estos últimos están como el
niño que intenta arrebatar un dulce a un adulto y mientras más alto salta, más
lejos le colocan el ansiado caramelo.
La mayoría de ciudadanos han tenido que salir
a la calle a manifestarse en contra de lo que no consideran justo o correcto
por parte de sus gobernantes pese a que existen las herramientas legales para
hacerlo, pero hacer caminar la Ley de participación Ciudadana es más difícil
que intentar que un camello pase por el ojo de una aguja. La solución a esto
está en manos de los legisladores. Solo falta que quieran hacerlo.
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