* Hay
quienes a pesar de hacer esta visita cada fin de semana, no pueden evitar
derramar algunas lágrimas.
* Se
reúnen cada domingo, aunque un cerco los divida
Libertad, Tijuana, B.C., Abril 25 del 2016.- En una acción que se
ha vuelto cotidiana para el muro fronterizo entre Tijuana y San Diego, decenas
de familias separadas se reúnen en los jardines divididos por un cerco de
fierro, instalado entre Playas de Tijuana y Mision Valley, del lado
estadunidense. Sentados entre el jardín como en un domingo
en el parque, las familias de repatriados llegan desde muy temprano a Playas
para esperar a sus familiares que se quedaron del lado americano.
Hay quienes a pesar de hacer esta visita cada
fin de semana, no pueden evitar derramar algunas lágrimas, y solo alcanzan a
comentar a reporteros de este medio que es por la impotencia de no poder estar
con sus seres queridos, de no poder contestarles a sus hijos cuándo van a
volver a casa.
Unos llegan acompañados de sus familiares que
en Tijuana u otro municipio del Estado los han recibido al ser deportados, sin
embargo, hay quienes llegan solos, cargando a cuestas una mochila con algunas
pertenencias.
Son estos los que se marchan más desalentados,
sin rumbo fijo, estando en un país en donde no tienen a nadie, y con la
tristeza de ver a sus familiares tan cerca pero a la vez
tan lejos, teniendo que aguardar por otro día
para volverlos a ver aunque sea a través de una barrera de metal.
Este es el drama que se vive en la región
semana a semana, día a día, con familiares separados por leyes migratorias que
no resuelven las condiciones de las familias que se encuentran en el limbo,
esperando una reforma que les permita regresar a casa con sus hijos, esposas,
hermanos y familiares.
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