Libertad, Septiembre 2015.- Rubios o morenos, altas o bajas. ¿Por
qué nos gustan unas personas, y no otras? Varios factores influyen a la hora de
elegir pareja, explica la
psicóloga Ciara Molina, autora de Emociones
expresadas, emociones superadas. «Lo
que hace que nos enamoremos de una persona y no de otra se debe principalmente
a dos factores, por un lado lo que se conoce con el nombre de la bioquímica
del amor, y por otro lo derivado del sistema
de creencias (pensamiento), necesidades, gustos y experiencias personales que
se complementen o asemejen con los nuestros. Es decir, comporta
tanto un componente físico como
psicológico», aclara. Pero, ¿qué es
exactamente la bioquímica del amor? Según Molina, «se trata de todo un conjunto
de reacciones emocionales que circulan por nuestro cerebro a través de toda una
serie de descargas neuronales (biología) y de una concatenación hormonal
(química). La interrelación entre ambos aspectos produce la sensación
placentera que conocemos como el amor».
Pero la bioquímica no es la misma en todo el
proceso amoroso, y según esta psicóloga, va cambiando a medida que la relación
avanza, pudiendo identificar hasta cuatro fases:
1. Enamoramiento
Es la fase más pasional del proceso, de un
año o año y medio de duración, donde lo que predomina es el deseo sexual gracias a la producción y liberación
constante de hormonas como la oxitocina o la vasopresina que contribuyen a la
pasión. Dicha pasión inicial se caracteriza también por inhibir la serotonina
(estabilizadora del humor y la ira entre otras cosas) y desactivar ciertas
regiones de la corteza frontal que se encuentran implicadas en los procesos
lógicos o de razonamiento, de ahí que tengamos la sensación de que vivimos el
amor de una forma mucho más alocada e instintiva en estos primeros momentos.
Por otro lado existen sustancias químicas que
captamos a través del olfato, las llamadas feromonas, que son producidas de
manera natural para comunicar entre otras cosas el estado anímico y de salud o
la disponibilidad o compatibilidad sexual.
2. Amor Romántico
Desde el punto de vista de la bioquímica del
amor es una fase donde la mayor concentración de funciones se encuentran en la
zona del cerebro conocida con el nombre de área tegmental ventral de Tsai (ATV)
que no es más que un grupo de neuronas implicadas en el sistema de recompensa
natural del cerebro, el mismo que actúa en numerosas adicciones, por ello que
sintamos en esta etapa como cierta obsesión por la persona amada. Dicha área es
importante en la cognición, la motivación, el orgasmo y muchas de las emociones
intensas que experimentamos en el amor, entre otras cosas. Esta parte del
cerebro se encuentra en el llamado cerebro reptiliano (primitivo), que es el
que tiene que ver con la supervivencia: comer, beber, mantener relaciones
sexuales y sentir la necesidad de protección. Por lo que convierte
al amor romántico como una necesidad casi imposible de evitar.
La principal actividad se encuentra en una
serie de células que sintetizan la dopamina, sustancia relacionada con los
cambios de humor, la euforia y la motivación por conseguir un objeto concreto,
en este caso mantener la relación con la persona amada. ¿Por qué decimos que en
cierto modo convertimos a la otra persona en una obsesión? Porque la
combinación de norepinefrina y dopamina hacen que enfoquemos la atención sobre
esa persona en concreto, y eso ayudado por los bajos niveles de serotonina hace
que el pensamiento se vuelva repetitivo, obsesivo en parte.
3. Amor Comprometido
En esta etapa del amor, empiezan a destacar
aspectos más psicológicos del proceso, como la negociación de roles dentro de
la pareja, la solución de los primeros conflictos, el aumento del compromiso de
lealtad y la exclusividad como pareja. ¿Quiere decir esto que no existe pasión
sexual? Sí existe pero deja de ser lo primordial, dejando paso a unas emociones
mucho más relajadas, de satisfacción y bienestar, gracias a la
segregación de endorfinas y encefalinas. Producen una gran sensación de
felicidad lo que hace que la adicción al amor se mantenga.
4. Amor Compañero
Y por último está el amor compañero, que no
se da en todas las parejas, donde la pasión romántica y erótica se ve reducida
normalmente por la falta de incentivos y la monotonía dentro de la unión. Al no
tener tantas relaciones sexuales los niveles de oxitocina bajan, dando lugar a
un amor más sereno, de asentamiento de la pareja,
de compañerismo.
A modo resumen, indica esta experta, «podemos
decir que el enamoramiento implica el deseo que se tiene sobre la imagen de la
persona por la que te sientes atraído/a. Es común que en esta fase no
racionalicemos lo que hacemos, nos dejamos llevar y queremos agradar por encima
de todo. Cuando llega el amor, sin embargo, desaparece la idealización para
dejar paso a descubrir lo que nos gusta y nos llena de la persona con la que
compartimos la vida. Podríamos decir que entramos en una etapa de amor profundo
y comprometido, en el que ambos miembros de la pareja se complementan, respetan
y cuidan mutuamente.
Sistema de creencias
Pero el amor, concluye esta experta, no es
sólo bioquímica, «ya que aunque nuestros sentimientos dependen, como acabamos
de ver, de la actividad cerebral y la acción química de neurotransmisores y
hormonas, existen otros condicionantes que favorecen el enamoramiento de una u
otra persona». «Somos seres sociales y como tales nos relacionamos a todos los
niveles, también cuando nos enamoramos. El amor es una emoción que se expresa a
través de un sentimiento y se canaliza a través de una acción que guarda
coherencia con nuestro pensamiento (sistema de creencias). Por lo que tendemos
a fijarnos en personas que guarden relación con nuestra manera de ver la vida o
nuestros gustos, aquello que nos haga sentir plenos. Una cosa es la reacción
instintiva (química) sobre la que no tenemos control, y otra la parte más
reflexiva y analítica que identifica si la persona por la que sentimos
atracción nos complementa.
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