Por
el Doctor Matasanos
Libertad,
Febrero 2015, Tijuana. B. C.-Una razón de por qué nos enfermamos es la
de que nuestra condición física de nosotros como seres humanos ha ido
deteriorándose, y sin embargo, en circunstancias libres de contaminación
ambiental, con una alimentación balanceada, buenos hábitos de sueño y de
ejercicio físico y mental, debiéramos cumplir 120 años de vida sin padecer
ninguna enfermedad.
Irónicamente las
instituciones de salud califican como un gran logro que determinadas
poblaciones o segmentos de población en el mundo tengan un promedio de vida de
80 años. La verdad es que si no pudiéramos llegar a los 100 o 120 años de vida,
por lo menos debiéramos estar saludables, en términos generales, en esos 80
años de vida promedio.
Hubo tiempos de la humanidad
en que la gente no solo era más longeva, sino que además, permanecía fuerte y
saludable, en términos generales, hasta los 120 años, y ¡es irónico que ahora,
con mucha mejor tecnología y asombrosos avances médicos, el promedio de vida es
de 80 años, y la mayoría en condiciones no muy halagadoras!
Debido a nuestra
imperfección humana, heredada de nuestros primeros padres en la cadena humana
(quienes consideren a los primates como el primer eslabón, es su problema, esos
no son mi familia), somos propensos a enfermarnos, y la vulnerabilidad se ha
ido agravando después de épocas de malos hábitos de limpieza, malos hábitos
alimenticios, malos hábitos de sueño y de ejercicios, y la tendencia a realizar
el menor esfuerzo para obtener lo que nos satisface.
No es que los avances
tecnológicos sean malos, sino que debiéramos usarlos en una medida adecuada y
para lo que realmente nos sea útil. Por ejemplo, una caminadora eléctrica y una
bicicleta fija son buenas, pero el contacto con la naturaleza al trotar o andar
en bicicleta en espacios abiertos es una magnífica combinación que no la
brindan los gimnasios.
Navegar en internet
puede facilitar las tareas, pero el “copy-paste” no nos permite ejercitar la
mente en la capacidad de razonar y sacar nuestras propias conclusiones.
Asimismo, probablemente su profesión le obligue a estar muchas horas frente a
una computadora, y bien le hará distraerse en otras actividades que no sean las
de dirigir la vista a pantallas electrónicas, por ejemplo, convivir con la
familia, los amigos, pasear, o incluso, leer revistas, libros o periódicos son
una distracción sana, y siempre se aprende algo nuevo.
Ahora bien, es mejor
centrarnos en los buenos hábitos de salud que podemos emprender, en vez de
hacer una larga lista de aparatos tecnológicos que nos facilitan la vida, y que
irónicamente también pueden perjudicarla en alguna medida, aunque sea pequeña.
Si queremos llegar
saludables aunque sea al promedio de vida que dicen las instituciones de salud,
esto es lo que podemos hacer:
No
saltarnos ningún alimento.- Si come poco en el desayuno, la
comida y la cena, ingiera entonces
algunos alimentos ligeros entre comidas,
como por ejemplo, una taza de granola con leche, o una o dos rebanadas de pan
integral con algún jugo, o bien, una o dos frutas frescas, en fin, algo ligero,
pero sustancioso, si es de los que comen poco.
Eso sí es muy
importante, no debe saltarse ningún alimento; por muy de prisa que salga en las
mañanas, nunca se salt
Consumir
mucho líquido si su actividad es agotadora o estresante.- Para los
que no ingieren mucha agua pura, no se inquieten, la medida de dos litros de
agua diario ya está incluida en el consumo de algunos alimentos como los
caldos, las sopas, las frutas, verduras y bebidas diversas, incluyendo los
jugos y licuados. Sin embargo, si su actividad laboral es agotadora o
estresante, sí necesitará más líquidos que ese promedio.
Que
la alimentación sea balanceada.- Las dietas restrictivas
pueden enfermarle, o hasta matarle,
dependiendo si su condición física es
enclenque, o si es demasiado obesa. Los extremos no son sanos; ni hace bien
comer demasiado, ni comer como pajarito. Por cierto, se puede decir que las
aves no comen poco, considerando su tamaño y estructura física, y como dice un
dicho popular: “poco a poquito llena la gallina el buchito”.
La alimentación, para
ser balanceada, debe cumplir dos requisitos: cantidad y calidad; la cantidad
debe ser acorde a su complexión física, y nunca pasarse, pues no porque sea
alto y fornido signifique comer en demasía, y menos aún si su fornitura es la
obesidad; en todo caso, cuide mucho mejor lo que es la calidad de su
alimentación, es decir, que aunque no sea mucho lo que deba comer, sí contenga
la mayor cantidad de nutrientes que requiere el cuerpo, o sea, que contenga las
vitaminas, proteínas, grasas y azúcares que en ciertas medidas requiere
cualquier cuerpo humano, en los porcentajes debidos.
Sí, las grasas y
azúcares no hacen daño en la medida adecuada. Consulte a su médico.
Haga
ejercicio.- Imprescindible. Sea que su actividad laboral sea
agotadora o estresante, siempre necesitará, en alguna medida, ejercitar cuerpo
y mente. Una o dos horas de ejercicio diario es lo recomendable, sobre todo al
aire libre, o en casa, con aeróbicos o algunos ejercicios gimnásticos.
Si definitivamente no
puede organizarse para una rutina diaria en ese sentido, dedique los sábados y
domingos, e incluso, puede incluir a la familia, para caminar, trotar, correr,
hacer ejercicios y jugar o desarrollar un deporte. Sobre todo divertirse con
los hijos contribuirá al fortalecimiento de la relación familiar. Y andar en
bicicleta también es ejercicio.
Y hacer ejercicio
también incluye ejercitar la mente, pues eso de mente sana en cuerpo sano,
también es al revés: cuerpo sano en mente sana. Lea, resuelva crucigramas, sudoku,
sopas de letras, acertijos, juegue ajedrez, damas chinas, dominó, en fin. Y si
todo ejercicio, tanto de cuerpo y mente, se combina con la convivencia
familiar, los resultados serán magníficos.
Nada
con exceso, todo con medida.- Ninguna de las recomendaciones antes
indicadas se han de realizar con exceso; todo en exceso hace daño; ¡hasta tomar
agua en exceso puede causar algunas molestias o hasta enfermedades! Asimismo,
también extralimitarse o excederse en el ejercicio perjudica.
Y obviamente al tocar
el tema de los excesos nos referimos en especial al daño que ocasiona la
glotonería, la borrachera y los desvelos muy frecuentes.
El cuerpo tarde que
temprano resiente los excesos, y le reclama mediante síntomas de alguna
enfermedad. No se confíe si no percibe síntomas, de todas maneras no se escapa
de las consecuencias de los excesos, aunque claro, siempre tendrá la
oportunidad de corregir sus hábitos de conducta, de alimentación, y de
ejercicios, tanto para paliar, o quizá sanar, la enfermedad o enfermedades,
como para alargar más el tiempo de vida saludable.
Cero
tabaco, cero drogas.- Ni el tabaco ni plantas como la marihuana,
ni la coca, ni el opio, no fueron creados para el uso que ahora comúnmente le
dan. En la antigüedad se aprovechaban la pulpa y fibras de esas plantas para
telas, embarcaciones y construcciones de casas y puentes, entre muchos otros
usos. Fumarlas, inhalarlas o inyectárselas no hacen ningún bien. Si bien es
cierto que algunos componentes de esas plantas se utilizan para medicamentos,
es obvio que debe ser por prescripción médica, y bajo control médico,
justificada para el tratamiento de alguna enfermedad. Definitivamente hay que
decir NO al tabaco y drogas.
Café
y té, con medida.- El café y otras infusiones aromáticas como
los tés, son provechosos para la salud, pero solamente en medida de una o dos
tazas al día.
Licor
o cerveza, con medida.- No se trata de ser abstemios. Si en lo
personal lo es, es bueno; pero si le apetece, basta con un solo vaso al día, y
no de obligatoriamente todos los días. Y medidas mayores al vaso, pueden
consumirse de manera ocasional, no con frecuencia. Como dicen por ahí: “una vez
al año no hace daño”, ni tampoco si es dos o tres veces al año; pero el caso es
que no sea frecuente, ni de costumbre por semana. Eso sí, nunca al exceso de
perder el control. Y si toma, no maneje. Especialmente, si sabe que tiene
problemas con la bebida, lo mejor es ser abstemio.
Duerma
sus ocho horas.- Las desveladas perjudican; reponga esas
horas de sueño de alguna manera; el cuerpo merece descansos, en momentos
oportunos, claro.
Con todas las
recomendaciones aquí indicadas, debemos llegar a los 80 años de edad con una
muy buena calidad de vida; pero si se enferma, no acuda a curanderos,
hechiceros, ni otros charlatanes, consulte con médicos certificados,
aunque sean de los llamados naturistas. Las plantas medicinales, los ungüentos,
las dietas u otros tratamientos, deben ser prescritos por gente especializada y
calificada, y aún así, a veces pudiéramos buscar una “segunda opinión”, pero no
a la ligera. No busque curaciones por fe, pero tenga fe en Dios, si está en
manos de buenos médicos.
Para finalizar todas
estas recomendaciones tienen mayor efectividad si se practican desde la
infancia; pero si ya somos adultos, nunca es tarde para mejorar en algo nuestra
salud y morir sonrientes cuando eso ocurra. Sobre todo eso, para garantizar
una buena salud, o mejorar la que tenemos, sea siempre optimista y ría, busque
siempre motivos para reír. El pesimismo y el estrés lo hacen más vulnerable
a las enfermedades y más proclive a la muerte. Sonría y sea siempre
positivo, y en una buena salud lo hallarán.
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