Por
el Homo Sexus
Libertad,
febrero 2015, Tijuana, B. C..-No obstante que todo concepto que asimilan
o procesan en sus mentes los bebés no todos son ideas acabadas, recordemos que
es su materia prima de lo que obtendrán de complementos en la instrucción que directamente
ya les demos, lo cual implica responsabilidades directas e indirectas de los
padres o tutores.
Es mejor comenzar a
hablar con nuestros hijos sobre la sexualidad en los primeros años de su niñez,
aunque nunca es demasiado tarde para empezar.
Puede resultar incómodo
al principio, pero con el tiempo y la práctica resulta más fácil. Existen
muchas y diferentes formas de iniciar esas conversaciones.
Podemos ayudar a
nuestros hijos a tratar temas relacionados con la sexualidad, desde que son
pequeños y durante toda su vida. La sexualidad incluye una amplia gama de
temas, como el cuerpo masculino y el cuerpo femenino y cómo funcionan, el
desarrollo humano, la reproducción, tipos de relaciones, en qué consiste una
relación sana y una enfermiza, la conducta sexual, cómo evitar el embarazo y
cómo prevenir las enfermedades de transmisión sexual.
Los padres realmente
marcan una diferencia, por lo tanto, comencemos a hablar.
¿Cuándo?
La vida cotidiana nos
brinda muchas oportunidades para hablar de la sexualidad. Al ver un programa de
TV que muestra a un adolescente atravesando la pubertad o saliendo a una cita,
una publicidad que alienta la aceptación del cuerpo o al encontrarnos con una
vecina embarazada, podemos usar estas situaciones para iniciar conversaciones
con nuestros hijos. Estos momentos educativos ocurren todos los días y pueden
ayudar a que la conversación sea más fácil y natural.
Algunos planeamos “la
conversación” por meses y esperamos decir todo lo importante de una sola vez.
Entonces, cuando “la conversación” no resulta como la planificamos, nos
frustramos. No obstante, hablar con los hijos sobre sexualidad es una
conversación que dura toda la vida. Hablar de a poco ayuda a establecer
objetivos realistas cuando hablamos con nuestros hijos. Además, ayuda a que los
niños no se sientan abrumados.
Es mejor comenzar a
hablar con nuestros hijos sobre la sexualidad a edad temprana. Desde muy
pequeños, niños y niñas sienten curiosidad acerca de su cuerpo y por los
diferentes tipos de relaciones. Esta curiosidad genera una oportunidad natural
para iniciar la conversación y comenzar a construir una relación de respeto y
confianza. Con los niños pequeños, puedes comenzar por enseñarles los nombres
de las partes del cuerpo y preguntarles si saben por qué los niños y las niñas
son diferentes.
¿Cómo?
Cuando les hablamos a
nuestros hijos sobre sexo, es importante adaptar la conversación a su edad. Si
un pequeño de cinco años pregunta: “¿qué significa dar a luz?” podemos
responder: “es cuando un bebé sale de la barriga de la mamá”. Si uno de diez
años pregunta lo mismo, nuestra respuesta debe ser más detallada y podría
comenzar así: “Después de que un bebé crece durante nueve meses en el útero de
la mamá, sale por su vagina…”.
Brindar información
adecuada a la edad les facilita a los niños entender que el sexo es una parte
natural del ser humano y del desarrollo emocional. También hace que sea más
sencillo hablar con ellos acerca de aspectos más complejos de la intimidad
sexual a medida que crecen.
No te preocupes si
aún no comenzaste a hablar con tus hijos sobre sexualidad. Nunca es demasiado
tarde. Simplemente no intentes “ponerte al día” de una sola vez. Lo más
importante es ser abierto y accesible en cualquier momento en que tu hijo desee
hablar contigo.
Es importante que les
brindemos a nuestros hijos información cierta, útil y precisa que transmita
nuestros propios valores acerca del sexo y la sexualidad.
Ayuda pensar con
antelación qué mensajes queremos expresar. Por ejemplo, un tema común que surge
con nuestros hijos es la diferencia entre niños y niñas o entre hombres y
mujeres. Algunos padres querrán dar el mensaje de que los niños y las niñas son
iguales, excepto por algunas partes del cuerpo, y que pueden hacer las mismas
cosas. Otros padres querrán expresar la creencia de que los niños y las niñas
son diferentes de muchas maneras.
Estar dispuesto a
hablar sobre sexualidad puede constituir todo un desafío. Es normal que padres
e hijos se sientan avergonzados o incómodos al hablar con el otro acerca de
sexo. Admitirlo puede ayudar a aliviar la tensión. Podemos intentar decir, “es
completamente normal que esto sea raro, pero te amo y me preocupo por ti; por
lo tanto, debemos hablar sobre cosas importantes como estas”. Con el tiempo y
la práctica, será más fácil. La clave es que la conversación siempre sea
abierta y continua.
Escuchar a nuestros
hijos les demuestra que nos interesa y respetamos lo que tienen para decir. No
es necesario que estemos siempre de acuerdo con lo que escuchamos, pero es
importante prestar atención a lo que nos dicen.
Puede resultarnos
tentador interrumpirlos y darles nuestro punto de vista, pero si dedicamos un
poco de tiempo simplemente a escucharlos y hacerles preguntas, los ayudaremos a
que nuestros hijos aprendan a explicar sus ideas con claridad.
Logramos conocernos
aún más y generarles confianza mostrándoles que verdaderamente nos importan sus
pensamientos y sentimientos. Podemos demostrarles que entendemos su punto de
vista, diciendo cosas como: “Creo que sé de dónde viene esto...” o “Entiendo lo
que sientes y muchas veces también me sentí así cuando tenía tu edad”.
Nuestros hijos tienen
varios motivos para preguntarnos sobre el sexo y la sexualidad. Es probable que
sientan curiosidad. Tal vez necesiten ayuda para tomar una decisión o
interpretar el mundo que los rodea. O quizás necesiten los tranquilicemos
asegurándoles que son “normales”. Además, posiblemente oculten lo que realmente
desean preguntar con otras preguntas. Por lo tanto, sin importar qué tan
sorprendentes puedan ser sus preguntas, los niños siempre necesitan respuestas
francas y concretas.
Estas
son algunas sugerencias:
Intenta averiguar lo
que el niño está preguntando en realidad. Lo que parece una pregunta
directa puede
no serlo. Para averiguar la verdadera naturaleza de la consulta,
puedes preguntarle: “¿qué escuchaste sobre ese tema?”, “¿qué piensas sobre
eso?” o “¿me dirías lo que ya sabes sobre este tema?”.
No respondas con
demasiada información. Podemos dar respuestas breves y simples y explicar
palabras nuevas que nuestros hijos posiblemente no hayan escuchado antes.
Después de responder, podemos estimular a nuestros hijos para que hagan más
preguntas, diciéndoles: “¿hay algo más que desees saber?”
Comprueba que el niño
haya comprendido. Después de responder una pregunta, pregúntale,
“¿respondí tu pregunta?”
Algunos padres temen
que no sabrán las respuestas de las preguntas de sus hijos. Es perfectamente
normal no saber algo o no tener una respuesta inmediata. Una de las mejores
formas de enseñarles a nuestros hijos sobre sexualidad es buscar las respuestas
juntos y luego analizar lo que aprendimos.
Buscar información
juntos en libros, en Internet o preguntándoles a otras personas puede ayudar a
construir una relación de respeto y confianza, como también un modelo de la
forma en que nuestros hijos pueden buscar respuestas por sí mismos.
Los
niños en edad preescolar
Los niños de edad
preescolar hacen preguntan muy básicas. A continuación, presentamos algunos
ejemplos de cómo podemos responderlas.
P. ¿Cómo entran los
bebés en tu barriga?
R. Cuando una mujer
tiene un bebé en la barriga, se le llama embarazo. Las mujeres tienen pequeños
huevitos en una parte especial de su barriga. Los hombres tienen semillas muy
pequeñas. Cuando el hombre pone el pene en la vagina de la mujer puede ocurrir
un embarazo si una de las semillas sale del pene y se une con uno de
los huevos del cuerpo de la mujer. ¿Tienes alguna otra pregunta sobre esto?
P. ¿Qué es eso? (y
señala los senos u otras partes del cuerpo de una mujer).
R. Esos son los
senos. Las mujeres tienen senos. Los hombres no. ¿Deseas saber algo más sobre
eso?
P. ¿Por qué yo tengo
pene y tú no?
R. Los niños tienen
pene y las niñas tienen vulva; así fuimos formados. Yo soy una mujer, una niña
que ya es adulta, y tengo vulva en lugar de pene. Y tú eres un niño y tienes
pene en lugar de vulva.
En
la edad primaria
A continuación,
presentamos algunos ejemplos de preguntas que generalmente realizan los niños
de nivel primario y algunas posibles respuestas:
P. ¿Está bien tocarse
a sí mismo?
R. Sí, está bien. Es
placentero tocarse a sí mismo, pero debemos hacerlo únicamente en privado. Y
que nadie te toque indebidamente tus partes.
Algunos para entonces
han oído acerca del SIDA y preguntan:
P. ¿Cómo se contagia
el SIDA?
R. El SIDA proviene
de un pequeñísimo germen llamado VIH. El germen se esconde en la sangre de las
personas. También puede ocultarse en los fluidos que salen del pene del hombre
y de la vagina de la mujer. Y puede ocultarse en la leche materna de una mujer.
Por este motivo, las personas pueden infectarse con el VIH de distintas
maneras. Pueden contagiarse por tener relaciones sexuales con una persona
infectada o por compartir agujas para drogarse. Los bebés pueden infectarse a
través de la leche materna. Lo bueno es que la mayoría de las personas puede
evitar contagiarse de SIDA usando preservativos cuando tienen relaciones
sexuales. El SIDA no se contagia solo por estar cerca de
alguien que lo tiene. ¿Deseas saber algo más acerca del SIDA?
P. ¿Los niños tienen
el período menstrual?
R. No. Solo las
mujeres tienen el período menstrual. ¿Qué sabes acerca del período menstrual?
P. ¿Qué significa
"homosexual"?
R. Algunas personas
se sienten atraídas por personas del mismo sexo. Estas personas son homosexuales.
Las personas que se sienten atraídas por personas del sexo opuesto son
heterosexuales. Las personas que se sienten atraídas por personas de ambos
sexos son bisexuales. ¿Tienes otras preguntas sobre esto?
Uf. Sobre todo lo
aquí expuesto, sin duda hay mucho por decir y explicar.
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