Libertad,
Marzo 2015.- El médico griego Hipócrates sentenció “que el alimento
sea tu medicina”. Ahora, aparte de saber que somos lo que
comemos, también es importante cuándo lo hacemos. Y es que, según una nueva
investigación. La hora a la que ingerimos los alimentos también son cruciales
para nuestra salud.
Los investigadores
realizaron un experimento con moscas de la fruta (cuya esperanza de
vida es de unos 30 días) con objeto de averiguar qué efecto tendría cambiar los
patrones de alimentación diaria. Así, distribuyeron a las moscas en dos
grupos: el primer grupo fue alimentado con una dieta estándar de harina de maíz
durante todo el día y el segundo grupo únicamente alimentado durante 12 horas
al día. Los resultados fueron evidentes tras 3 semanas. Las
moscas del segundo grupo tenían mejores patrones de sueño, no ganaron tanto
peso como las otras y sus corazones eran mucho más saludables.
Se llevó a cabo un segundo experimento con moscas más mayores, descubriendo que
los beneficios observados en las moscas jóvenes se repetían también en estas;
por ejemplo, los corazones de las moscas adultas se volvieron más sanos.
Tras sendos
experimentos, los científicos secuenciaron el ARN de las moscas
identificando tres vías genéticas partícipes de estos efectos (prevención de problemas cardíacos o longevidad). Con
todo, “los resultados refuerzan la idea de que el patrón de alimentación diaria
tiene un impacto profundo en el organismo y en el cerebro”, explica
Satchidananda Panda, coautor del estudio.
¿Sirve este experimento con moscas para los humanos? “Los humanos no consumimos la misma
comida todos los días, y nuestro estilo
de vida es un factor
determinante de cuándo podemos o no comer. Pero al menos, nuestros estudios nos
sugieren que nos deberíamos hacer las mismas preguntas en los seres humanos”.
Y es que cuando
comemos de noche no estamos cambiando nuestra dieta, sino el momento en el que
comemos.
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