El
diluvio, una lección de vida
Por
Azrael
El diluvio universal
si fue así, es decir, abarcó todo el orbe terrestre, y representó una lección
de vida para todas las generaciones de la humanidad, hasta este siglo XXI D.C.,
especialmente para ustedes, para esta generación, porque está a punto de
ocurrir el cambio radical que se espera en todo el mundo, para que entren de
lleno todos los beneficios del Reino de Dios.
Cualquier duda acerca
de que haya sido real el diluvio universal, quedan despejadas con el hecho
indiscutible de que fue un desastre registrado en todas las culturas de las
civilizaciones antiguas:
Una de las primeras
versiones fueron los relatos mesopotámicos del poema de Gilgamésh, sobre la
historia de Uta-na-pistim. El relato dice que Enlil decide destruir la
humanidad porque le resultan muy molestos y ruidosos; la diosa Ea advierte a
Uta-na-pistim para que construya un barco que deberá llenar de animales y
semillas. Llega el día del diluvio y toda la humanidad perece, menos
Uta-na-pistim y sus acompañantes.
Uta-na-pistim
se da cuenta de que las aguas bajan y suelta un cuervo el cual revoloteaba
sobre las aguas yendo y viniendo hasta que se evaporaron las aguas de la
tierra. Uta-na-pistim hace una ofrenda a los dioses y éstos quedan satisfechos
por el sacrificio.
Un
relato muy similar es narrado en tablillas sumerias muy antiguas de la ciudad
de Ur, en las que llaman Enki a la diosa Ea, y a quien previene es a Ziusudra.
Y en el relato Acadio titulado Atrahasis, se trata de un poema épico que relata
desde la creación hasta el diluvio universal, en unos términos parecidos al
relato bíblico.
En
las escrituras védicas de la India, encontramos a un rey llamado Svayambhuva Manu, que fue avisado del
diluvio por una encarnación de Visnú, en forma de un gigantesco pez llamado
Matsya Avatar, que arrastró el barco de Manu y lo salvó de la destrucción.
El
diluvio hindú fue mucho más devastador, ya que el agua no provenía de las nubes
de este planeta, sino que se trataba de una creciente del océano que se
encuentra en el fondo del universo. Esta versión es congruente con el
desbordamiento del Mar Mediterráneo que inundó el área ahora ocupada por el Mar
Negro, forzando a los supervivientes indoeuropeos de la zona este del Mar Negro
a emigrar, en este caso hacia la India. El mito persistió al igual que en
Mesopotamia.
En
la cultura griega el dios Zeus decide eliminar a la humanidad por haber
aceptado el fuego que Prometeo robó del Monte Olimpo. Deucalión y su esposa
Pirra fueron los únicos sobrevivientes. Prometeo le dijo a su hijo Deucalión
que construyese una embarcación en la cual dispusieron de todo lo necesario, y
así sobrevivieron.
Y
así por el estilo están las historias mapuche, maya, mexica, inca, Uros,
Kawésqar, taíno, guaraní, pascuense y moussaye, entre otras.
Por
supuesto, hay quienes objetan que el diluvio no fue universal, y que no eran
posibles varios detalles de ese acontecimiento, pero yo, que soy un ángel
caído, les puedo asegurar que el relato bíblico es auténtico, y enseguida
comenzaré a explicarlo:
Alegan
que no pudo haber sido universal porque “No hay agua disponible en el planeta
para generar una inundación que cubra la totalidad de tierras emergidas. De
igual forma, no hay lugar donde pueda “retirarse” tal cantidad de agua tras el
diluvio”.
En Génesis 7:11 se
indica de manera algo poética que “todos los
manantiales de la vasta profundidad acuosa y las compuertas de los cielos
fueron abiertas”, lo cual significa que no fue solamente por precipitación
pluvial que ocurrió la inundación, sino también de las capas del subsuelo, de
los mantos acuíferos subterráneos, lo cual ocurrió con unos movimientos
tremendos de las placas tectónicas, para que el agua anegara la tierra.
Además,
está el detalle que no se describe en el Génesis, y que yo lo revelé hace
algunos capítulos anteriores: en esos días ocurrió el famoso choque del meteoro
que cayó en la tierra causando la desaparición de los dinosaurios. Sí, como
antes lo he dicho, los dinosaurios todavía vivían en el tiempo de Noé.
Lo
que ocurrió entonces fue que además de anegarse en agua la tierra, una parte de
ella padeció además el congelamiento global. En un capítulo posterior de estas
memorias narraré cómo ocurrió el diluvio universal y el desastre de la llamada
era glacial, lo cual les aclarará muchas dudas en torno a misterios de la
historia de la humanidad.
Sí,
eso coincide por cierto, en que Noé desconocía si el diluvio fue universal o
local, pues no recorrió todo el orbe en los 40 días con sus noches, y el par de
meses posterior en que se fue bajando el nivel del agua; además de que la
tierra habitada en ese entonces apenas abarcaba parte de áfrica, Europa y los
países árabes, y por cierto, precisamente después del diluvio, los
descendientes de Noé y sus tres hijos, se fueron dispersando en nuevas tribus
que emigraron a otras regiones del planeta, incluidos los que mucho tiempo
después migraron a América, a través del estrecho de Gibraltar, que estaba
congelado, pues el meteoro había caído precisamente en dicho continente:
América.
Otro
de los cuestionamientos de los detractores de La Biblia es que si la inundación
implicó la combinación de agua salada con agua dulce, habrían muerto toda la
fauna y flora marina, o la mayor parte; pero la realidad es que no murió toda
la fauna y flora marina, e incluso no murió toda la flora terrestre, y
sobrevivieron algunos animales terrestres, pero lo detallaré en posterior
capítulo.
Otro
argumento de quienes discrepan del relato bíblico es que les parece “imposible que
seis personas construyeran un arca de la magnitud descrita en la Biblia en un
plazo tan corto. Los problemas de materia prima, transporte y tiempo lo hacen
inviable”, y es que la mayoría cree que construyeron el arca en solo 40 días, o
máximo en un año, pero la realidad, y eso sí lo indica La Biblia, que la
gigantesca embarcación fue construida y terminada en un lapso de 40 años, y
algunos analistas bíblicos consideran que probablemente hasta en un periodo de
50 años.
Durante
ese tiempo Noé fue “predicador de justicia”, como lo refirió el apóstol Pedro
en su Segunda Epístola Capítulo 2 Versículo 5, y que por cierto, ese detalle no
lo han destacado en ninguna película ni libro o publicación laica alguna.
Luego
los detractores de la Biblia alegan que “no podría preservarse la biodiversidad
del planeta mediante una única pareja de cada especie”, pero la realidad es que
sí, pues además de que La Biblia indica que se recolectó a animales y semillas
de cada género, estos incluyeron una diversidad de especies, de las cuales se
desprende una gran variedad de razas.
En
ese orden los críticos consideran que “es impensable cómo pudo llegar una
pareja, y solamente una pareja, de animales desde todos los rincones del
planeta hasta la ubicación del arca. Igualmente, no resulta creíble cómo se
pudo recolonizar toda la Tierra desde el punto de desembarco en el monte Ararat”.
Lo que sucedió es que
Dios guió a los animales, aprovechando sus instintos, tal y como las hormigas y
otros animales tienen ese instinto de preservación que pueden prevenirse del
invierno y las lluvias, y para recolonizar, como indico en el párrafo anterior,
además de que se recolectó a lo más selecto de las criaturas vivientes, Dios
les hizo fecundos.
En
ese mismo orden de ideas hay quienes especulan que “la cantidad de alimento
necesario para mantener durante meses a un número tan elevado de animales
superaría con creces el espacio disponible. Y a esto habría que sumarle los
requerimientos especiales de muchos de ellos, incluyendo una gran cantidad de
animales vivos para los carnívoros predadores”.
Nuevamente
les aclaro que en todo eso tuvo que ver mucho el poder de Dios, lo cual
concuerda con otros pasajes de La Biblia, como el de la multiplicación de los
panes y los pescados (Mateo 14:1-32; 15:29-38; Juan 6:1-21), y la promesa
escrita en Isaías 11:7, de que Dios hará que animales carnívoros, como el león,
coma paja justamente como el toro, tengan la seguridad de que es la
ratificación de lo que hizo precisamente en el Arca de Noé.
Para finalizar,
respecto de los alegatos de que los ecosistemas no se habrían recuperado
pronto, para garantizar la sobrevivencia de los que fueron protegidos en el
Arca, y de que dicha embarcación tenía un diseño con problemas de flotabilidad
y navegación, ¿nadie les dijo que para Dios no hay imposibles? Al final de
cuentas el Arca era solamente un medio para justificar la salvación de unos
cuantos.
Ese acontecimiento,
con sus detalles, pues, les deja a ustedes, los del Siglo XXI D.C., importantes
lecciones que desglosaremos en los siguientes capítulos de estas “memorias de
un ángel caído”.
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