Libertad.- La educación tradicional ha sobrevivido
durante siglos sin modificarse demasiado. Sin embargo, un método novedoso fue
creado hace más de cien años por la médica y educadora italiana María
Montessori, que puso énfasis en la forma natural de aprender de los niños, y
que hoy, es admirado en el mundo entero.
Aprender a aprender
María abrió la primera casa de estudio,
llamada “Casa de Bambini”, en un barrio muy pobre de Roma, en 1907. Si bien al
principio los niños fueron reticentes, luego se entusiasmaron con su método de
aprendizaje.
Armar rompecabezas, aprender a cocinar, y manipular
materiales que tenían lecciones de matemática, entre otras tareas, hicieron ver
a Montessori cuán rápido los chicos absorbían el conocimiento de lo que los
rodeaba, y cómo se enseñaban a sí mismos, como señala el sitio de la Asociación Estadounidense
Montessori.
Las aulas
Para entender en profundidad este método, hay
que conocer sus aulas. De acuerdo a la institución mencionada,
las mismas se caracterizan por:
- El ambiente: abunda la luz
natural, los colores suaves y los espacios despejados, que contienen cada uno
un área específica: “Matemáticas”, “Cultura”, “Lenguaje”, entre otras. También
existe un área para la reflexión y la calma, que puede consistir en una mesa
con un florero con margaritas, una pecera, o algo que invite al niño a meditar.
Los ambientes son confortables, para que el estudiante se sienta como en casa.
- Los puntos de aprendizaje: no hay bancos
tradicionales para los alumnos, sino que aprenden en el suelo con colchonetas,
o en mesas alargadas. Los materiales de estudio están ordenados en estantes
accesibles para ellos, que fomentan la independencia de los estudiantes al
elegirlos.
- Las paredes: en vez de personajes
de dibujos animados o imágenes reconocidas, las aulas Montessori tienen fotos
de museos, fotografías encuadradas o pinturas creadas por los mismos
estudiantes.
El maestro
El maestro es parte del ambiente en el que se
trabaja, y no suele sobresalir del grupo, indica el sitio antes mencionado. Los
tres (alumno, maestro y ambiente) representan un triángulo de aprendizaje
interactivo.
Los alumnos
En general, cuentan con cuatro edades
distintas: menores de tres años, de tres a seis años, de seis a nueve y de
nueve a trece, que tienen que ver con los períodos evolutivos del niño, identificados
por Montessori, de acuerdo al sitio web de la Fundación Montessori en Argentina.
La educación en
tiempos difíciles
Durante la Primera Guerra Mundial las
escuelas Montessori fueron cerradas en Italia casi en su totalidad, pero
alrededor del mundo, se difundieron y multiplicaron.
En 1920, María se inclinó además por la
adolescencia, ya que observaba que los estudiantes de esa edad necesitaban
actividades que los ayudaran a entenderse a sí mismos y a encontrar su lugar en
el mundo.
En la actualidad hay más de 22 mil escuelas
Montessori en, al menos, 110 países alrededor del mundo.
Y tú, ¿enviarías a tu hijo a una
escuela Montessori?
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