Por Rogelio Lavenant Sifuentes
PUNTO
UNO.-
En los años sesenta, casi llegando a los setenta, las lluvias que azotaban la
región donde está ubicada Tijuana, con su entonces escasa población de menos
del medio millón de habitantes, dejaban a su paso tal magnitud de destrozos que
parecía que se iba a acabar el mundo. Las gotas de lluvia eran, sin exagerar,
como pelotas de golf, golpeando sobre los cristales del parabrisas de los autos
“clásicos”. En cuestión de horas, diría que hasta de minutos, las calles
arrastraban tal cantidad de agua que podría imaginarse que así se formó el
bíblico diluvio.
PUNTO
DOS.-
Era allá en las postrimerías del año 1967, que recuerdo porque es cuando tenía
que acudir al cuartel militar en la colonia Morelos, para cumplir con mi
Servicio Militar Obligatorio. Había que sortear cualesquier tipo y cantidad de
obstáculos porque, principalmente en las partes bajas donde desembocan
los cañones Johnson, Johnsito y Yucatán, por mencionar algunos, las corrientes
arrastraban a su paso toneladas de lodo y piedras “bola” que entonces la Junta
Federal de Mejoras Materiales (JFMM), presidida por el ya finado arquitecto
RODOLFO CHÁVEZ CARRILLO, usaba para “empedrar” los accesos a colonias donde las
invasiones de predios eran, como se dice, “el pan de cada dia”.
PUNTO
TRES.-
Junto con los montones de piedras y lodo, decenas de autos también arrastrados
por los torrentes de agua, terminaban apilados unos sobre otros en las
confluencias del bulevar Agua Caliente y las avenidas (asi llamada en ese
tiempo) General Estrada (hoy bulevar de Los Fundadores – Dr. Gustavo Aubanel
Vallejo). Ya pueden imaginarse el problemón que significaba para el gobierno
municipal que presidía el priista FRANCISCO “PANCHO” LÓPEZ GUTIÉRREZ, atender
situaciones como esta y dar auxilio a cientos de familia que en aquel tiempo se
atrevían a asentarse, muchas irregular e ilegalmente, en esos perímetros del
suroeste tijuanense de los años setenta.
PUNTO
CUATRO.-
Crecía Tijuana a un ritmo acelerado. Ya el proyecto de canalización del Río
Tijuana, apuntaba en su realización, con el respaldo del presidente LUIS
ECHEVERRÍA ÁLVAREZ y el gobernador MILTON CASTELLANOS EVERARDO (1971-1977).
Hubo necesidad de desalojar a invasores del cauce natural (familias, establos,
yonques, etc.) para dar paso a las obras de limpieza, nivelación de suelo,
formación de taludes y revestimiento de concreto de lo que ahora vemos y que en
su momento cumplió las expectativas de proteger a la población de grandes
volúmenes de escurrimientos pluviales en temporada de tormentas que, decían,
tenía un ciclo decenario, esto es que, se registraban cada diez años en época
invernal.
PUNTO
CINCO.-
Cuando el priista ROBERTO DE LA MADRID ROMANDÍA asumió la gubernatura estatal
(1977-1983), con JOSÉ LÓPEZ PORTILLO de presidente de la República, le tocó una
de esas temporadas de tormentas diluvianas. Las postrimerías de los años 70s
fueron históricas en lo que a decisiones se refiere, para evacuar con carácter
de ya a miles de damnificados, como los habitantes “CARTOLANDIA”, una zona
paupérrima ubicada en el lado norte del “PUENTE MÉXICO”. Miles fueron a “vivir”
una larga temporada en carpas de tela junto a los campos deportivos de MESA DE
OTAY, en tanto les acondicionaban lotes en la colonia popular “NUEVA TIJUANA”,
para reubicarlos.
PUNTO
SEIS.-
De no haberse tomado las medidas para proteger esas familias, hubiesen tenido
un tráfico fin, como muchas que fueron arrastrados por las corrientes, con todo
y sus casas, sus pertenencias, todo. Recuerdo haber acompañado, como reportero
del diario EL MEXICANO, a quien fuera el primer director de EMERGENCIAS DEL
ESTADO, mi recordado amigo HELIODORO FLORES, siempre apoyado en las
comunicaciones radiales por su esposa CONCHITA GONZÁLEZ, también recordada con
afecto, y dos de sus hijos que colaboraban en maniobras de rescate y monitoreo
de las áreas más dañadas y potenciales zonas de deslaves o inundaciones.
PUNTO
SIETE.-
Pasaron los años y, llegada la alternancia en el poder público en 1989, el
primer alcalde panista, Don CARLOS MONTEJO FAVELA (1989-1992), se enfrentó de golpe
y porrazo con los efectos de las torrenciales lluvias de 1990. No sabía qué
hacer, ni cómo atender las necesidades de las familias damnificadas que se
multiplicaban con los días que transcurrían implacables con las tormentas
diluvianas. Recuerdo que me atreví a sugerirle que buscara y llamara a
colaborar a personas expertas en el tema de arrastres pluviales para que le
marcaran las zonas de mayor captación porque las descargas, sin colectores
pluviales, estaban devastando calles de tierra y piedras.
PUNTO
OCHO.-
Se trataba, le comenté, de aprovechar la contingencia para hacer el acopio de
información del sistema hídrico y pluvial de nuestra Tijuana, ya que no se
trataba solamente de resolver, como dicen los enterados, la “problemática” de
esos días del arranque de 1990, si no de prepararse para las precipitaciones de
la siguiente temporada, en 1991, que ya se pronosticaban de tal fuerza y
magnitud que, sólo pensarlo, daba miedo. Desafortunadamente, pese a su buena
intención e interés en el tema, don CARLOS MONTEJO FAVELA poco o nada pudo
hacer al respecto, con un cabildo que lo trajo a “salto de mata”,
contradiciendo y bloqueando sus disposiciones, principalmente por quienes eran
de su propio partido.
PUNTO
NUEVE.-
Al siguiente ayuntamiento, presidido por otro panista, Arq. HÉCTOR OSUNA JAIME
(1992-1995), no le fue menos peor. Las lluvias hicieron estragos en vialidades
y acceso de colonias marginadas. Tuvo a su favor, como segundo alcalde panista
en la historia de Tijuana, su experiencia en el diseño y realización de obras.
Actuó con decisión y carácter ejecutivo, se le reconoce. En Wikipedia cita la
siguiente referencia de su administración: “En enero de 1993, a un mes de
iniciada su gestión, el XIV Ayuntamiento enfrentó la peor catástrofe natural que
ha sufrido Tijuana. Durante semanas, la ciudad fue azotada por lluvias
torrenciales sin estar preparada para ellas, lo que ocasionó varias muertes y
gran destrucción en la ciudad. Este acontecimiento forjó el carácter a la
administración municipal: Osuna Jaime y su equipo de colaboradores pusieron de
pie a Tijuana en menos de dos meses y se dieron a la tarea de construir la
infraestructura necesaria para que tales eventualidades no se volvieran a
presentar…”
PUNTO
DIEZ.-
Sus sucesores panistas retomaron algunas de las propuestas que incluyó en el
llamado PAU (Plan de Activación Urbana): “…un total de 40 obras de
infraestructura urbana prioritaria, consistente en 10 bulevares nuevos, 12
calles de penetración, 10 obras de regeneración de vialidades, cuatro parques
nuevos, obras pluviales, y obras de protección en zonas de alto riesgo.”
También se apalancaron en la AMMAC (Asociación de Municipios de México, A. C.)
y las reformas al artículo 115 Constitucional para fortalecer las capacidades
del gobierno municipal. No se olvida que OSUNA JAIME, solía recorrer las zonas
de riesgo y atender personalmente a la ciudadanía damnificada.
PUNTO
FINAL.-
Otros alcaldes han pasado por la Presidencia Municipal de Tijuana (panistas y
priistas), y cada quien ha marcado su estilo y capacidad política. Ya tendremos
tiempo para comentarles rasgos de cada uno. Lo que me queda para concluir es
que esta nueva administración (panista), encabezada por “EL PATAS”, disculpen…
el Lic. JUAN MANUEL GASTÉLUM BUENROSTRO, no se aprecia nada parecido a lo hecho
por OSUNA JAIME, ni siquiera comparable con otros panistas JOSÉ GUADALUPE OSUNA
MILLÁN, “KIKO” VEGA, “CHUY” GONZALEZ REYES y JORGE RAMOS HERNÁNDEZ. ¿Lo
han visto bajo la lluvia y pisando charcos, para atender a damnificados?. Es
como en el cuento del cangrejo…! Hasta la próxima.
Comentarios
Publicar un comentario