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XXIII Ayuntamiento de Tijuana

El abuso en las tecnologías es un disparador de divorcios

* 7 de cada 10 parejas sufren deterioro y rompimiento de sus relaciones, porque se distancian, se controlan a través de los dispositivos, se crean conductas patológicas como la adicción al sexo virtual, entre otros
* Llama la directora del Grupo Conciencias al gobierno y a legisladores a respetar la igualdad de derechos humanos de la comunidad homosexual, y que en lo referente a la adopción, sean estrictos tanto para autorizarlas como para darle seguimiento a los niños adoptados


 ANPAC, Tijuana, 9 de agosto de 2016.- Tres temas fueron de especial interés de los que abordó la psicóloga Sandra Manrique, Directora del Grupo Conciencias, una asociación civil dedicada a la educación, orientación y formación de conciencias en diversos aspectos de la vida cotidiana, personal, familiar y social: el efecto de las tecnologías como “disparadores” de divorcios, el debate sobre legalización de matrimonios gay y sus peticiones de adoptar niños, y el fenómeno creciente de la violencia intrafamiliar y el abuso sexual de menores.
Aunque dio atención a muchas inquietudes de reporteros en torno a diversas temáticas en el foro semanal de la Asociación Nacional de Periodistas A.C. (ANPAC) de Baja California, la conversación abundó en los siguientes tres ejes temáticos:

Usos y abusos de tecnologías

El uso de las tecnologías, hablando por supuesto de los dispositivos más avanzados, especialmente de comunicación, sí ha influido en el deterioro y hasta rompimiento de las relaciones de 7 de cada 10 parejas, advierte la licenciada en sicología Sandra Manrique, explicando que más que el uso de los dispositivos tecnológicos, el problema estriba en el mal uso y el abuso que se le suele dar.
“Las parejas, en vez de acercarse más, se van distanciando; ya no hay conversaciones durante las comidas, porque cada quien está con su aparato, ya sea celular o videojuego; y hasta en la cama se acabaron los momentos de diálogo y el ponerse tiernos y cariñosos, porque la pareja estará físicamente a un lado de su “ser querido”, pero están ensimismados en sus respectivos celulares, siguiendo sus propios intereses, distantes uno del otro, y terminan acostándose incluso sin un beso de buenas noches”.
“Otra situación muy frecuente ha sido que se envían mensajes por equivocación y luego no encuentran argumentos válidos para explicar por qué le cambiaron el nombre, o a quién le dicen “pichoncito” y le envían mensajes candentes; o uno de los dos sorprende al otro chateando con otro u otra con mensajes sexuales, enviándose fotos sexis, y como ahora dicen, ya la prueba de amor no es la virginidad, sino proporcionar la clave del Facebook”.
“También hay muchos casos de personas que controlan a sus parejas a través de los dispositivos electrónicos, sobre todo si los siguen por medio del GPS, de tal manera que ya no pueden decir que están en una parte si realmente están en otra, y esas formas de control se convierte en una conducta patológica, así como también los que se hacen adictos al sexo virtual y el sexting”, explicó la sicóloga, quien ha tratado terapéuticamente a muchas parejas.
El problema central entonces resulta ser la falta de comunicación, observa, lamentando que las tecnologías no han contribuido a resolver dicha problemática, de la cual, por cierto, “es una decisión de dos”, o sea, ninguno de los dos entes de la pareja puede ser eximido de esa responsabilidad.


Matrimonios gay y adopción

Luego de exponer la sicóloga, también experta en terapias sobre sexualidad, acerca de la diversidad de conceptos sobre lo que es la pareja y de los diferentes tipos de familia, Sandra Manrique hizo un llamado al gobierno y a los legisladores para que “se respete la igualdad de derechos humanos de la comunidad homosexual, y que en lo referente a la adopción, sean estrictos tanto para autorizarlas como para darle seguimiento a los niños adoptados”.
“El gobierno ya debe inmiscuirse más en las necesidades sociales que apuntan hacia una diversidad sexual, para que esos grupos de personas no estén en desventaja de sus derechos humanos; pero lamentablemente esa transición se ha dificultado debido a esquemas morales arraigados, estereotipados, pero subjetivos, poco apegados a una realidad que ya no se puede negar”.
“Ciertamente ni la sociedad ni el gobierno están preparados, en términos generales, para transitar a esos niveles de respeto y reconocimiento de los derechos humanos de personas con diferente orientación sexual; sin embargo, ya hay lugares en nuestro país, como el Estado de México, donde la comunidad homosexual tiene un lugar respetable en las leyes y hasta en programas de gobierno”.
“En Baja California, en especial, no solamente no hay una legislación adecuada, sino además se carece de una infraestructura urbana adecuada para, por ejemplo, transexuales; es decir, solamente hay baños para hombres y mujeres, y aunque en los baños de mujeres puede no haber tanto problema porque los vemos como “mujeres”, en los baños de hombres sin duda que sí se sienten muy incómodos. Por eso es que insisten en pelear sus derechos, y ya no deben sacarle la vuelta a ese tema, hay que empezar el camino, no quedarse solamente en ideas”, abundó al respecto.
En ese tenor, la sicóloga Sandra Manrique considera que ni siquiera puede ser objeto de mayores discusiones el derecho de adopción de niños a parejas homosexuales, ya que “la homosexualidad no es patológica, no se “pega”, no se hereda, y hay pruebas de que niños criados por parejas de homosexuales resultan más cuerdos que los de parejas heterosexuales, y con un desarrollo físico-emocional equilibrado”.
Por lo anterior, “más que oponerse a la adopción de niños a parejas homosexuales, el gobierno y legisladores deben asegurarse mejor en reglamentar medidas estrictas para la autorización de adopciones, sean parejas homosexuales o heterosexuales, y sobre todo, que se aseguren darle un puntual y buen seguimiento a los niños adoptados, que es la parte en que más han fallado”.


Violencia intrafamiliar y abuso de menores

El tercer tema toral fue el de la violencia intrafamiliar y el creciente fenómeno social de abuso de menores, a lo cual la sicoterapeuta advirtió que así como hay deficiencias en los programas y acciones de gobierno, también hay un fenómeno preocupante de complicidad en la sociedad, por los clásicos vecinos que no quieren denunciar, “porque cada quien sus broncas; y no tienen por qué meterse en las vidas ajenas”.
Por consiguiente, la directora del Grupo Conciencias, Sandra Manrique, demanda al gobierno y legisladores instrumentar una red de prevención de delitos derivados de la violencia intrafamiliar, que implique acciones más contundentes, una coordinación más estrecha entre diversas dependencias, fortaleciendo la prevención social y sensibilizando el trato policiaco en atención a esa problemática, ya que el actual sistema de justicia penal se ensaña con las víctimas.
Por otro lado, observa la sicóloga, hay muchos prejuicios que deben vencerse, como es el hecho de que se “sataniza” la figura de los padrastros, “cuando en realidad, así como hay buenos y malos padrastros, hay también buenos y malos padres biológicos”.
Y el crecimiento del problema de violencia intrafamiliar “viene arrastrándose de los roles de pareja que han aprendido de los padres de generaciones anteriores”.
“No hay estudios de género de sicopatías, pero el 80 por ciento de los jóvenes actuales están hartos de los problemas de sus padres, de un rol erróneo de parejas que ellos van aprendiendo, y les causa estrés, ansiedad y son propensos a las drogas y hasta el cutting (auto lastimarse para sentir la adrenalina), y generalmente van repitiendo los patrones de conducta aprendidos en su familia, dando por sentado que así “deberían” ser las relaciones de pareja”.
Otro factor que contribuye a esas “familias disfuncionales” es el hacinamiento, ya sea en viviendas precarias, o incluso, en los mismos departamentos o “minicasas” que promueve el gobierno como “viviendas dignas”, subrayó.
Finalmente contestó a muchas otras preguntas, como fueron lo relacionado a los divorcios y el chantaje por medio de los hijos, los prejuicios sexuales, los tres pilares del fortalecimiento de las relaciones de pareja, la educación de los hijos, los cambios de roles familiares donde la mujer trabaja, las madres solteras y los nuevos modelos educativos.

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