Oscar Loza Ochoa
Ustedes
no han desaparecido;
Sus
nombres los tenemos con nosotros,
Sus
biografías son la historia.
Adrián Ramírez
López
(Sinaloa)
Los derechos humanos no son prioridad
para el Congreso del Estado. En dos actos se dibuja su actitud hacia este
campo: no emitió en tiempo y forma la convocatoria para nombrar al nuevo
presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (ni lo ha hecho) y se le
ocurrió otorgar un prórroga de hasta por tres meses a Juan José Ríos Estavillo,
actual titular que debió entregar su puesto el día 13 del presente. Para los
interesados puede parecer un acto legislativo sin trascendencia, para la
sociedad tiene muchas lecturas y no precisamente buenas.
Hablemos de antecedentes. ¿Qué hizo
Jaime Cinco Soto cuando terminó su primera gestión? Como el Congreso no había
nombrado sucesor ni lo había ratificado, se fue a su casa. Allí esperó la
acción del Congreso, que a final de cuentas lo favoreció. En mi caso, la
gestión terminaba el 4 de junio de 2007. La Legislatura no resolvió a tiempo el
nombramiento del nuevo presidente de la CEDH y, sin mayor trámite, recogí mis
papeles y libros, dejando disponible el despacho.
No impidieron que cumpliera con mi
salida ni las condiciones de salud en las que regresé ese día como a las 4:30
de la mañana, de aquellos hechos que enlutaron a las comunidades de La Joya de
los Martínez y San José de Hornos. Al
siguiente día ya atendía quejas como un miembro más de la Comisión de Defensa
de los Derechos Humanos en Sinaloa (la comisión de los pobres), donde
pertenezco desde 1983.
Si el Congreso del Estado no se muestra
respetuoso con el mandato del artículo 77 bis Constitucional, no aquilatando la
importancia que tiene en este caso el respeto irrestricto a esa legalidad
(duración de la gestión) y, por lo tanto, si la CEDH debe ser el adalid de la
legalidad (contrapeso del poder), cómo puede jugar ese papel si de origen no
hay rigor en su respeto. Se termina la autoridad moral, que es el sustento de
toda acción de la CEDH. Hay dos responsables ante la historia por estos
lamentables hechos: el Congreso que violenta un mandato Constitucional y Ríos
Estavillo, que se presta a ello, y donde la verdadera perjudicada es la
Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Inclinado a creer en las personas y en
sus vocaciones (confesadas), hasta llegué a pensar que Juan José Ríos Estavillo
presentaría solicitud de incorporación a la Comisión de Defensa de los Derechos
Humanos en Sinaloa. Todos sabemos (y él también) que no cobraría un salario,
pero tendría la satisfacción de atender a las víctimas de abuso de autoridad,
como lo hacemos los activistas de las organizaciones no gubernamentales. Pero
aunque no haya llegado tal solicitud, la seguiremos esperando con paciencia.
Por la vocación, pues.
Con o sin esas irregulares en el
Congreso del Estado, hay otro reto que tenemos que enfrentar cada sexenio:
quienes llegan (o se reciclan) al aparato de Estado, hacen como que ignoran los
avances logrados en materia de derechos humanos. Y hay que emular a Sísifo, reiniciando
una ardua labor que se había remontado años atrás, para que los nuevos
funcionarios presten oídos y atiendan el A, B, C de los derechos humanos.
La sociedad civil no debe permanecer ni
con los brazos cruzados ni con los ojos a medio cerrar. Debe ser más activa en
la ocupación y defensa de los espacios conquistados. En especial los organismos
que se especializan en la defensa de la legalidad. Es bueno que los colegios de
abogados se manifiesten en coyunturas de cambio como esta de la CEDH, pero resulta
más sano socialmente si son vigilantes permanentes de la transparencia y
legalidad de las instituciones.
Y digamos antes de concluir, que hay
pendientes tan importantes en materia de derechos humanos, que están pautando
la agenda política nacional y la CEDH pareciera sufrir de autismo ante esa
emergencia. Estoy hablando de la violencia y sus saldos en homicidios,
desaparecidos, desplazados, orfandad, viudez, pérdidas de patrimonio, entre
otros. Y la carga del activismo en defensa de las víctimas se ha centrado en
los familiares de esas víctimas y en los organismos no gubernamentales de
derechos humanos. Su voz abre nuevos derroteros en derechos humanos. El Senado
los escuchó en estos días y los gobiernos estatales empiezan a sentarse en la
mesa del diálogo. No los dejemos solos. Vale.
Twitter @Oscar_Loza
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